Cristianizar
es socializar

Ahora
Francisco tiene pendiente la fecha de la canonización de Vincenzo Romano (†1831 con 70 años), sacerdote diocesano que se interesó
activamente de la realidad social de su tiempo. En 2014 canonizó a Kuriakose Elías Chavara de la Sagrada
Familia (†1871 con 65 años), sacerdote, cofundador de los Carmelitas de María
Inmaculada de rito siro-malabar y que fue un reformador social logrando un
éxito en la educación gratuita. En el 2000 Juan Pablo II canonizó a Katharine Drexel (†1955 con 97 años) de
Philadelfia, Pensilvania, que fundó las HH del Santísimo Sacramento para
compartir el mensaje del Evangelio con los indios norteamericanos y
afro-americanos. Luchó por erradicar el racismo y facilitar el avance de la
justicia social. En 2005 Benedicto XVI canonizó a Józef
Bilczewski, (†1923 con 63 años),
obispo de Lvov (Polonia) que se dedicó a impulsar la dimensión social de
la fe.
![]() |
Bonifacia en el taller |
Ejemplos
se pueden citar muchos ya que nunca ha dejado de estar de moda entre los
cristianos al ser algo esencial por eso el capítulo cuarto de Evangelii
gaudium (EvG) del papa Francisco, de 24-XI-2013, donde trata de “La dimensión social
de la evangelización que desarrolla con 4 apartados:
I. Las repercusiones comunitarias y sociales del kerygma [177-185]
II. La
inclusión social de los pobres [186-216]
III. El bien
común y la paz social [217-237]
IV. El diálogo
social como contribución a la paz [238-258]
No se puede perder de vista la dimensión social del cristianismo, por
eso dice, “se corre el riesgo de
desfigurar el sentido auténtico e integral que tiene la misión evangelizadora”
(EvG, 176) porque “en el
corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los
otros” (EvG, 177). Dios mismo es trino o sea comunidad de Personas (divinas) y
los humanos estamos creados a imagen y semejanza de Dios (cf EvG, 178). “Leyendo
las Escrituras queda por demás claro que la propuesta del Evangelio no es sólo
la de una relación personal con Dios” (EvG, 180). “Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y amamos a la
humanidad que lo habita (…) La tierra es nuestra casa común y todos somos
hermanos” (EvG, 183). “No
necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada
o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata de un
acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural” (EvG, 239).
La dimensión
del hombre es social por eso no es individualista pero la socialidad suya no se
agota en el Estado que además –como enseña la Historia- puede caer en el
totalitarismo, lo cual recordaba Juan
Pablo II en Centesimus annus- que
procede de su ateísmo (cf CA, 13). Ya León XIII en Rerum Novarum se
oponía a la estatalización de los medios de producción aunque reconoció
lógicamente que al “Estado le corresponde determinar el marco jurídico en el
que han de desarrollarse las actividades económicas y salvar las condiciones fundamentales
de la economía libre, que presupone una cierta igualdad entre las partes”.
Esto parece que se va entendiendo pero no en todos los líderes.

Si el
capitalismo salvaje se corrigiera asumiendo las cosas verdaderas y justas que
predica el socialismo, sabrá también comprender la verdad fundamental sobre el hombre, sobre su dignidad y su
igualdad y aceptará la hipoteca social (como la ha llamado Juan Pablo II) de la
propiedad privada y de la libertad personal.

En
esa Enc- el papa Ratzinger dedica unos párrafos (13-15) a contestarse si la
esperanza cristiana es individualista y luego (n. 16) hace una
pregunta clave: “¿Cómo ha podido
desarrollarse la idea de que el mensaje de Jesús es estrictamente
individualista y dirigido sólo al individuo? ¿Cómo se ha llegado a interpretar
la «salvación del alma» como huida de la responsabilidad respecto a las cosas
en su conjunto y, por consiguiente, a considerar el programa del cristianismo
como búsqueda egoísta de la salvación que se niega a servir a los demás?”
En
la Ex Ap postsinodal “Sacramentum caritatis" (SC) dice con claridad meridiana que “«la mística'' del Sacramento tiene un
carácter social». En efecto, «la unión con Cristo es al mismo tiempo unión con
todos los demás (…) No puedo tener a Cristo sólo para mí» (SC, 89). Nadie
sospecha el menor asomo socialista o comunista del papa Ratzinger.
La dimensión social del hombre no es algo accidental, coyuntural, ornamental,
prescindible y siendo la dimensión vital de su existencia, es de agradecer, y
mucho, a esa muchedumbre de cristian@s que, sabiéndose levadura para que
fermente la masa, sabiéndose luz del mundo, y sabiéndose sal de la Tierra que
evita su corrupción, cristianicen o evangelicen desde dentro del socialismo y del capitalismo y no desde fuera, pontificando; esos únicamente saben criticar, condenar e insultar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario