jueves, 8 de junio de 2017

SOBRE EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Un solo Dios pero tres Personas divinas. 
Unidad y pluralidad.



Esta fiesta se celebra anualmente el domingo siguiente a Pentecostés que en este 2017 cae el 11 de junio. La fecha es móvil pues depende de la de la Pascua de la Resurrección.

En cambio en este domingo posterior a Pentecostés, los ortodoxos celebran la solemnidad de todos los santos que para los católicos se celebra siempre el 1 de noviembre.

¿Qué no tiene importancia práctica? ¿Qué más da que sean 3 ó 5? Con este título colgué un post en 2012.

La importancia del misterio trinitario está reflejada en la Eucaristía, de la que vive la Iglesia, la que es –como dijo el Concilio- la fuente y la cumbre de la vida cristiana. Fuente que es de donde mana lo necesario para vida. La cumbre es la meta de llegada. Por eso la Eucaristía empieza invocando a la Trinidad con el saludo de Pablo: La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con todos vosotros (2Cor 13, 11-13). Y termina con la invocación a la Trinidad con la bendición final con la que se despide a la asamblea.

Cabe pensar que lo más probable es que los hombres y mujeres que vivieron antes de Cristo, los del Antiguo Testamento (AT), no conocieran esta verdad sobre la esencia trinitaria del único Dios verdadero. Ni se les pudo pasar por la imaginación una ocurrencia así aunque ciertos expertos dicen que para Abraham fue algo evidente cuando a su tienda (era nómada) llegaron tres “hombres” caminantes que eran tres ángeles (Gn 18, 1 ss)

En el libro del Éxodo se lee que “en aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor (…) El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí” (Ex 34, 4b-6. 8-9). Ese “se quedó con él allí” se entiende que es Moisés con Iahveh pero ¿vería a Dios Trino? En otro versículo posterior se dice que veía a Dios cara a cara cuando Yahveh bajaba a la tienda del tabernáculo que contenía el arca de la alianza (la que buscaba Indiana Jones).

Como Dios se ha ido revelando poco a poco a lo largo de los siglos, cabe acertar al afirmar lo anterior, de que en el AT no conocían tal misterio del ser de Dios pero a partir de la encarnación del Verbo, el Hijo, Cristo Jesús, este misterio es el principal o central de la fe cristiana. Y aunque no se entienda, conviene llevar a la práctica sus consecuencias. Ya con el tiempo, a lo mejor, iremos entendiendo algo.

El papa Francisco dijo en un ángelus, como hace todos los domingos del año: Es Jesús quien nos ha revelado al Padre y quien nos ha prometido el Espíritu Santo. La Trinidad no es el producto de razonamientos humanos, es el rostro con el que Dios se ha revelado a sí mismo, no desde lo alto de un trono, sino caminando con la humanidad (Ángelus 2014).

Para el Consejo Mundial de las Iglesias, que tiene su sede central en Ginebra, es la pregunta clave para reconocer todo grupo o comunidad que quiera federarse para lograr la deseada unidad de los cristianos. Si no creen en la Trinidad, no los consideran cristianos y se les niega su petición.

Me acuerdo que en el examen de Religión en la reválida de 4º de bachillerato (de aquellos tiempos) que los colegios “privados” debían hacer en un Instituto al que estaban adscritos, la pregunta fue citar los tres momentos que en los evangelios se revela directamente la Trinidad.

A lo largo de los siglos de cristianismo no han faltado sant@s que directamente se refiriesen a la Trinidad Beatísima de una manera u otra.
Bárbara, virgen de Nicomedia, mártir en el 313, se la representa con un castillo con tres ventanas pues en el que fue encerrada por su padre antes de ejecutarla, ella abrió un tercer ventanal para recordatorio de la Stma. Trinidad.
Patricio, conocido monje, patrono de Hibernia (Irlanda) (+461 con 76 años), usaba la hoja de trébol para explicar la Stma Trinidad.
Bladulfo (+630) es otro monje, discípulo de san Columbano y que, por discutir al rey arriano Ariovaldo sobre la Stma Trinidad, lo quiso matar a bastonazos. Sobrevivió a ello y años después murió tranquilamente en el monasterio de Bobbio en Emilia-Romaña.
Bonifacio VIII
En la Edad Media se inventó la teoría de que los Magos de Oriente que fueron a Belén efectivamente serían tres pues también se quiere ver en ello a la Stma. Trinidad. El papa Bonifacio VIII, uno de los varios que en el siglo XV vivieron fuera de Roma, en la francesa población de Avignon, fue al que se le ocurrió hacer su tiara con tres pisos (no uno como los reyes o emperadores) no solo para señalar que él es más sino que desgraciadamente se justificó tal despropósito diciendo que simbolizaba a la Trinidad.
Juan de Mata (+1213 con 53 años) fue el sacerdote co-fundador de los Trinitarios con Félix de Valois que llevan en su hábito una cruz tricolor, en honor de la Santísima Trinidad y porque opinaba que la Trinidad es el dogma fundamental del cristianismo y el que más ofende a los musulmanes (¡??!).
La regla primitiva de esa Orden monacal, en honor de la Trinidad, dispone también que en cada convento haya tres sacerdotes y tres legos, más el superior o ministro y que las rentas se dividieran en tres partes: dos para el sustento y actividades hospitalarias y la tercera para el rescate. Un monje trinitario, el padre Juan Gil, liberó a Cervantes en 1580 en Argel.

Sergio de Radonez (+1392 con 78 años), el padre del monacato en Rusia, construyó la iglesia de la Stma Trinidad. Es allí lo que Francisco de Asís para Occidente.
Josafat (+1623 con 43 años) fue obispo de Lituania y antes era monje en el monasterio de la Stma Trinidad de los “basilios” en Vilna.

El misterio trinitario es no solo útil sino necesario para esta vida pues sirve conscientemente para tod@ bautizad@ e inconscientemente para los demás hombres y mujeres de la humanidad. Por eso Dios se nos ha revelado para la vida cotidiana y no tanto al modo de Juan de Mata u otros para dar nombre a monasterios, iglesias, vestimentas, etc.

Algo evidente y directamente relacionado con la Trinidad y la vida cotidiana de todo ser humano es entender que, ya que somos imagen y semejanza de Dios, hemos de aplicar a la vida diaria el cultivar y defender la unidad en la pluralidad. Las otras actitudes que se han dado (¿se siguen dando?) son nefastas, inhumanas, deplorables.

Francisco, en este reciente Pentecostés del domingo pasado, dijo en la homilía: El Espíritu Santo es garante, también, de la verdadera "unidad en la diferencia" -no la diversidad no reconciliada o la uniformidad sin más- que ha de vivir la Iglesia, cuyo "cumpleaños" se celebra hoy. La unidad verdadera, aquella según Dios, que no es uniformidad, sino unidad en la diferencia (…) no se alcanza buscando ni la diversidad sin unidad ni la unidad sin diversidad (…) La unidad en la diferencia no es la de "bandos y partidos" ni la de "planteamientos excluyentes" o "particularismos". Sus defensores no son los "guardianes inflexibles del pasado" ni los "vanguardistas del futuro”.

Ya en su primera encíclica “la alegría del evangelio” escribió: El Espíritu Santo también enriquece a toda la Iglesia evangelizadora con distintos carismas. Son dones para renovar y edificar la Iglesia. No son un patrimonio cerrado, entregado a un grupo para que lo custodie (EvG, 130).
Sólo Él puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la unidad. En cambio, cuando (…) nos encerramos en nuestros particularismos, en nuestros exclusivismos, provocamos la división y, por otra parte, cuando somos nosotros quienes queremos construir la unidad con nuestros planes humanos, terminamos por imponer la uniformidad, la homologación (EvG, 131).

Evidentemente, así las cosas, no es correcto, no es cristiano, lamentarse de la actual situación sociológica de Occidente que, gracias a Dios y a un buen puñado de hombres y mujeres, se está saneando para que deje de ser esa estructura anti evangélica de la uniformidad católica y las persecuciones, expulsiones y genocidios perpetrados en nombre de Dios y de la verdad (que solo tienen ellos).

Juan Pablo II, entre otros miles de referencias, escribía en la Ex Ap Ecclesia in Africa tras el Sínodo de obispos sobre ese maravilloso continente que es muy distinto a Europa, a Asia y a las dos Américas, y que presentó en Camerún en 1995: En nuestros días, en el marco de una sociedad pluralista, es sobre todo

Insistía años después, en 2001, en la carta apostólica sobre el nuevo milenio estrenado (el tercero): En la situación de un marcado pluralismo cultural y religioso, tal como se va presentando en la sociedad del nuevo milenio, este diálogo es también importante... (NMI, n. 55)

El Himno de vísperas de esta fiesta de la Trinidad reza (canta) así: “¡Dios mío, Trinidad a quien adoro! (…) te confesamos y te bendecimos (…) ¡Dios mío, Trinidad a quien adoro! Haced de nuestras almas vuestro cielo, llevadnos al hogar donde tú habitas, Señor, Dios nuestro”.

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