Celebrando el V
centenario de la reforma
El Comité pontificio de ciencias
históricas, había previsto un Congreso Internacional del 29 al 31 de marzo en
el Instituto María Santísima Niña, situado a dos pasos del Vaticano.
El título del encuentro, “Lutero 500
años después. Una relectura de la reforma luterana en el contexto histórico
eclesial”, ha dado pie a manifestar una serie de datos históricos que han de
permitir entender mejor cuanto ha sucedido.
Los estudios históricos y su perspectiva permiten hoy
entender que la Reforma protestante no se explica solamente por motivos
teológicos aunque en un primer momento los del Vaticano de aquel entonces despreciaron
las noticias llegadas desde Germania y se mofaban diciendo. “bah, peleas de frailes”.
Y si bien existieron malentendidos en la raíz de la rotura, había sobre todo un
contexto histórico, político y económico, a lo que ya aludió el papa Wojtyla,
añadiendo que la división se produjo no sin culpa de ambas partes.
El presidente del Comité pontificio de ciencias históricas, el
padre premonstratense, Bernard Ardura, señala que en la Reforma, “hay relecturas que permiten descubrir que
existieron malentendidos y esto lo hemos ya vivido con las Iglesias Ortodoxas”.
Señaló por ejemplo el tema de la justificación, sobre la fe y las obras, que
era central en la Reforma y que “fue
objeto de un acuerdo entre las dos Iglesias, que permite entender que con
palabras diversas tenemos una comunión en la misma fe”.
En aquel entonces, en Alemania existían
tensiones entre los príncipes y el emperador que era la cabeza del Sacro
imperio romano germánico, la encarnación de un imperio católico. El emperador era
llamado “majestad imperial apostólica”. En ese contexto “el protestantismo
encontró especialmente en los príncipes alemanes su punto de difusión”. Sin
olvidar aspectos económicos como la secularización de los bienes
eclesiásticos.
Ardura explica que la praxis concreta de las indulgencias fue
la chispa que hizo incendiar la pólvora. Hay modos de hacer que uno puede darse
cuenta después de tanto tiempo, que no están en consonancia con la realidad
espiritual. Y precisó que “aún hoy cuando se piden indulgencias a la
penitenciaría apostólica, está escrito en grandes letras: ‘esto es gratuito’, porque
la indulgencia es un don de Dios que no se compra. Y existieron modos de hacer
que eran muy contestables”.
Al
finalizar el Congreso, el papa Francisco recibió a los participantes y les/nos invitó a "discernir
y asumir todo lo positivo y legítimo que hubo en la Reforma, así como distanciarse de los errores,
exageraciones y fracasos, reconociendo los pecados que llevaron a la división".
La idea ya fue muchas veces expresada anteriormente por el papa polaco aunque
parezca que lo decía pero no se le acababa de entender del todo.
P. Bernat Ardura saludando a Francisco |
Como
copiando al papa Juan Pablo II, ha aprovechado la ocasión para decirles/nos: «Profundizar seriamente sobre la figura
de Lutero y su crítica contra la Iglesia de su tiempo y el papado contribuye ciertamente a
superar ese clima de mutua desconfianza y rivalidad, que caracterizó, durante
demasiado tiempo en el pasado, las relaciones entre católicos y protestantes. El
estudio atento y riguroso, libre de prejuicios y de polémicas ideológicas,
permite a las Iglesias, hoy en diálogo, discernir y asumir todo lo positivo y
legítimo que hubo en la Reforma, así como distanciarse de los errores,
exageraciones y fracasos, reconociendo
los pecados que llevaron a la división».
Los fariseos de hoy también se siguen escandalizando –como los de antaño- y presumen de sus denuncias, aunque, en vez
de echar a Jesús en cara el curar en sábado -que estaba y está prohibido-, o de
comer con pecadores o … hoy creen que se quiere protestantizar (en el mal
sentido de la palabra) la Iglesia. Se olvidan de la acertadísima aclaración de
aquel filósofo griego (pagano, pre-cristiano) que dijo: “la verdad es verdad,
la diga yo o mi cocinera”.
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