El peor no
es el enemigo de fuera
El papa Francisco hoy (30 marzo 2017) en una audiencia a los 50
participantes del 138° Capítulo General de la Orden de los Padres Somascos,
también conocida como Compañía de los Siervos de los Pobres, advirtió que “el clericalismo es un grave peligro para la
Iglesia, uno de los más graves y más fuertes”. Les animó a
trabajar “«con los laicos»: que sean
ellos los que vayan adelante, los que tengan la valentía de ir adelante, y
vosotros sostenedles y ayudadles como sacerdotes, como religiosos”.
Marc Ouellet |
No es la
primera vez que Francisco se refiere a este peligro real y por eso tengo
colgados varios post sobre el tema: Los laicos bautizados (16-02-1017), Lo que
hay que reformar-1: el clericalismo (22-06-2016) y otros más, comentando, por
ejemplo, la carta al Cardenal Marc Ouellet, Presidente de la Pontificia
Comisión para América Latina, en la que habla de la misión de los laicos que es una de las mayores riquezas del Concilio Vaticano II.
El 13 de
diciembre de 2016, en la homilía matutina en santa Marta, también decía
que “es un
mal presente también hoy en la Iglesia y la víctima es el pueblo, que se siente
descartado y abusado. El pueblo humilde y pobre que tiene fe en el Señor es
víctima de los «intelectuales de la religión»”.
El clericalismo tiene su
influencia y fundamento no solo de puertas para adentro, con los bautizados,
sino también de puertas para afuera, con el fin de que el clero consiga imponer
legalmente privilegios y logre aumentar el poder temporal, si es el caso. El
clericalismo es una enfermedad como el militarismo. Nadie dice que no tenga que haber clero ni que no haya militares, pero… ¡en su sitio!
Coronación de Carlomagno |
Para los clericales es evidentemente
un peligro enorme la nueva cultura que se va abriendo camino al margen del
Evangelio o en su contra, en lo que se refiere a lo público o social; lo de
todos. Dos mil años de historia no desaparecerán de un plumazo pero como
afirmaba san Juan Pablo II, Europa ha dejado de ser “sociedad cristiana” (NMI,
40). Aquello era un cristianismo medieval que, olvidando el Evangelio, mezcló
la sociedad civil con la eclesial; confundió el mundo con la Iglesia; se olvidó
de que la misión suya es ser fermento y no masa; etc.
Quizá la radical
separación de la Iglesia y del Estado que proponen hoy día algun@s, exige a los
honrados comprender y nominar sus causas. Son muchos siglos en que la
separación buena no ha existido; así por ejemplo, y para no ir más lejos, en la
Hispania visigoda, donde se instauró desde san Isidoro de Sevilla y el IV
concilio de Toledo, en el 633 dC.
Coronación de Napoleón |
Buscar la
correcta separación ya lo pedía también Benedicto XVI (DCE, 28), recordando que
no es una opinión opinable o una táctica circunstancial, sino que “es un elemento fundamental de la estructura
del cristianismo”.
No me extrañaría
que Dios quisiera o permitiera ahora que Europa deje de ser “cristiana” en ese
aberrante sentido medieval. Del templo de Jerusalén no queda piedra sobre
piedra desde el año 70 aunque el pueblo judío sigue existiendo y el templo era
su orgullo.
Evangelizar,
que es la misión de la Iglesia, es cristianizar una cultura, que no es
destruirla y por eso hay que esforzarse por comprender el mundo, sus
problemas, sus esperanzas, su evolución. En una situación de gran complejidad
como la actual, puede haber una tentación casi imperceptible de no entrar al
juego por considerar que está mal planteado de raíz, o que hay mucha corrupción
e intereses de parte en el mundo artístico, político, económico, etc… y no hay
nada que hacer. Este esforzarse en comprender exige leer y estar al corriente
de los cambios, participar en el diálogo cultural, superar las tendencias, eliminar tics, etc.
Cabe
evidentemente preguntarse si hay estructuras cristianas y no cristianas, pero
seguro que pasa aquí como en otros ámbitos de la humanidad que sabe a ciencia
cierta que hay Matemáticas cristianas y no cristianas. Tanto las Matemáticas
como las estructuras serán correctas o no, las sostenga o las idee un cristiano
o un pagano, porque 2 + 2 son 4 para cristianos y no cristianos. Juan Pablo II
ya recordó que “la Iglesia no propone una
Filosofía propia ni canoniza una filosofía particular. La expresión Filosofía cristiana no (…) pretende
aludir a una Filosofía oficial de la Iglesia puesto que la fe como tal no es
una Filosofía” (cfr Fides et ratio), aunque se venga creyendo y afirmando
lo contrario desde la Edad Media.
La llamada
“cristiandad” o “sociedad cristiana” medieval fue una forma (discutible y
mucho) de organizar Europa cuando la Iglesia tuvo como ley
fundamental el clericalismo. Y lo triste es que se exportó ese esquema a los cinco continentes. No será fácil poner las cosas en su sitio.
San Cayetano, cofundador de los teatinos |
Los Somascos (recibidos por el papa Francisco) son Clérigos
Regulares que es una nueva forma de vida apostólica y religiosa nacida en
la Iglesia a mitad del segundo milenio, en el año 1.500, después de la Orden de
los Teatinos, en tiempos de la Reforma luterana y de la Contrarreforma
tridentina católica.
Su novedad radica en el
afán de volver la mirada a los primeros discípulos de Cristo, a los que se
comprometieron a llevar una vida de renuncia de los bienes terrenos y del amor
humano y profesaron una total disponibilidad para servir a la Iglesia. Algunas
de esas características no eran tenidas en cuenta por la generalidad de los
discípulos de las primeras generaciones.
Este ideal, que se mantuvo
vivo y actualizado a lo largo del primer milenio por los monjes, fue una novedad novedosa aportada por el movimiento espiritual aparecido en aquel momento, que se llamó la
"Devotio Moderna". Entonces la
Iglesia, con el Concilio de Trento, iniciaba su Contrarreforma, que intentó hacer posible apoyándose en las Órdenes de Clérigos Regulares.
Los Clérigos regulares son
sacerdotes y, al mismo tiempo, religiosos pues desean vivificar su
sacerdocio con la profesión de los votos y de la Vida Común, que garantizan y
estimulan su ansia de perfección y de servicio a las almas.
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