
Otra vez Francisco recuerda que “la Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino
que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de
Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a
la conversión”.
Entiendo
que la fuerte llamada a la conversión en para tod@s, sin excepción. Y entiendo
que entender correctamente qué es la conversión, es algo no fácil ni evidente.
Hay que tenerlo en cuenta aunque l@s hay que nunca jamás admitirán tener la
menor duda.

La “conversión primera” es aquella tumbativa, como a la samaritana, al “buen” ladrón, a Saulo o a Agustín o a tant@s otr@s conocid@s o desconocid@s, que se da una vez en la vida, quizá poniendo día y hora.

Andrés Corsini (+1.373 con 71 años) es otro que en su juventud se dedicaba al vicio y al pecado porque iba con malas compañías. Una vez convertido, ingresó en el Carmelo y fue obispo en Fiésoli, en la Toscana, prescindiendo de cualquier boato principesco siendo de la noble y riquísima familia florentina de los Corsini.

La lista de convers@s es interminable.
De otros se cantan sus logros en eso de ayudar a la conversión de otr@s.
José Vaz (+1.711 con 60 años), apóstol en Sri Lanka, sacerdote indio de Goa canonizado por Francisco en 2.015. Al final de su vida las conversiones en la isla se contaban como cien mil. Su cuerpo fue honrado por el rey budista.
Francisco de Sales (+1.622 con 56 años) fue obispo de Ginebra y cofundador de las salesas, llegó a convertir a unos 60.000 calvinistas.
Felipe de Jesús de las Casas (+1.597 con 25 años), el primer santo mexicano, trabajó arduamente en Japón, logrando muchas conversiones.
Este listado de l@s que han tenido mano para convertir a otros también sería interminable.
José Vaz (+1.711 con 60 años), apóstol en Sri Lanka, sacerdote indio de Goa canonizado por Francisco en 2.015. Al final de su vida las conversiones en la isla se contaban como cien mil. Su cuerpo fue honrado por el rey budista.
Francisco de Sales (+1.622 con 56 años) fue obispo de Ginebra y cofundador de las salesas, llegó a convertir a unos 60.000 calvinistas.
Felipe de Jesús de las Casas (+1.597 con 25 años), el primer santo mexicano, trabajó arduamente en Japón, logrando muchas conversiones.
Este listado de l@s que han tenido mano para convertir a otros también sería interminable.
Pero la
cosa no acaba ahí en la “primera conversión” pues nadie nace o empieza anclado
en la perfección absoluta. Llegar a la perfección, a la plenitud, a la
santidad, o como quiera llamarse, es un proceso que no termina nunca en esta
vida terrenal y caduca.
De la
conversión hablaba bastante el propio Cristo y daba a entender que la
disposición correcta para estar continuamente convirtiéndose no es tener la
tozudez bien plantada, no es ser un rigorista (soberbio o enferm@ psicópata) ni
un/una timorat@ (también enferm@ psicópata) que siempre está sufriendo por su
pesimismo y su visión negativa de la vida.

Cuenta
Mateo que acudía a él de Jerusalén, de toda Judea y eran bautizados por él en
el río Jordán, confesando sus pecados. Como viese que venían muchos de los
fariseos y de los saduceos, les dijo: Raza de víboras, no os justifiquéis
interiormente (cf Mt 3, 5-9). No lo decía para los ateos o los agnósticos, sino para los de la "crem" israelita.
Sobre la
conversión segunda, Jesús mismo la pedía cuando nos advertía de que podemos
desvirtuarnos, volvernos insípidos siendo sal, o pueden dejar de alumbrar a
toda la casa los que han de ser luz del mundo (cf Mt 5, 13-15).
También señalaba que se
puede quebrantar uno solo de los mandamientos, incluso de los más pequeños (cf
Mt 5, 19).

Otro punto de examen y de posible conversión lo apunta Jesús al decirnos: si al llevar tu ofrenda al altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve después para presentar tu ofrenda (Mt 5, 23-24).
Los capítulos
6 y 7 de Mateo son un listado en este sentido que sirve como el GPS espiritual para llegar a buen destino.
Cabe el peligro de hacerse un lío
mental con algunas frases del Evangelio, como por ejemplo, al leer que Jesús
dice: “cayó la lluvia, llegaron las riadas, soplaron los vientos e
irrumpieron contra aquella casa, pero no se cayó porque estaba cimentada sobre
roca” (Mt
7, 25). Puede un@ enrocarse en la mala tozudez, en la dureza acerada o de cemento armado que
es lo propio de los inmovilistas, que hacen tanto daño como los fariseos y aquellos otros dirigentes del pueblo de Dios en tiempos de Jesús.
Los de hoy se enfadan si Francisco recuerda estas cosas de convertirse, de cambiar para mejorar, etc., de las que ya
hablaron los anteriores papas porque fielmente quisieron llevar a la práctica
la conversión que el Espíritu pidió a las iglesias en el Concilio Vaticano II (1963-65).
Piensan que la conversión o cambiar algo es propio de la flojera, la infidelidad; en fin, les parece un tic
satánico.
En “Evangelii gaudium” deja escrito: “Espero que todas
las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino
de una conversión (…) que no puede dejar las cosas como están” (EG 25). Abandonar el cómodo criterio (…) «siempre
se ha hecho así». Invito a todos a ser audaces y creativos (…) repensar (cf
EG 33).

San Vital, eremita en
Gaza, murió mártir en 625 a manos de un explotador de mujeres que
se sentía perjudicado por su trabajo apostólico de regeneración de mujeres de
vida pública. Dejó escrita una tablilla que decía: "Ciudadanos de Alejandría, no esperéis el mañana para convertiros, pero
esperad, para juzgar, el día del juicio final".
Este consejo de san Vital vale para cada uno personalmente y para los colectivos (familias, parroquias, diócesis, instituciones de la Iglesia, curias diocesanas o vaticanas, etc.). Cuánto, ahora, el Espíritu está limpiando, purificando, re-convirtiendo… por eso el papa Francisco desea “que se renueve el rostro de la Iglesia en su acción perenne de conversión pastoral, para ser testimonio de la misericordia” (Misericordia et misera 21).
No hay comentarios:
Publicar un comentario