miércoles, 2 de noviembre de 2016

SOBRE LOS DIFUNTOS

¿Qué hago con las cenizas?



Francisco celebra exequias por un cardenal
Noviembre es llamado en el occidente católico el mes de los difuntos porque el día 2 se conmemora a los fieles difuntos. Juan Pablo II, en el milenario de esta conmemoración, recordó que san Odilón, 5º abad de Cluny, fue el primero a quien, en 998, se le ocurrió celebrar tal memoria para los suyos de la Orden benedictina. Tres siglos después fue aceptada en Roma y propagada por toda la Iglesia.

La Iglesia reza y ofrece sufragios por las personas difuntas, no todas. Solo por aquellas que, por falta de purificación total en esta vida, no han podido aún entrar en el banquete celestial y están preparándose en el estado de vida llamado purgatorio. 

En cualquier caso es una estupenda y fácil obra de misericordia incluir a los no cristianos, aquellos que no tienen a nadie en la tierra que rece por ellos como ha hecho hoy el papa Francisco con la misa celebrada en el cementerio romano "Prima porta".

Antes del cristianismo, los llamados paganos deshojaban rosas y tejían guirnaldas para los difuntos. Los cristianos ofrecen sufragios, o sea oraciones, sacrificios, indulgencias, limosnas y estipendios. El dinero que no falte.

Conviene enseñar el error conceptual de la expresión frecuente de oír, por ejemplo, que “ahí están enterrados mis padres” pues en cada nicho o en cada urna no hay nadie. Con la muerte no se encierran a papá y mamá en un “armario” o cuarto oscuro.

La reciente Instrucción de la Congregación de la Doctrina de la Fe (CDF) Ad resurgendum cum Christo acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación pone de manifiesto, una vez más, la necesidad de actualizar las cosas para mejorar y hacer creíble la fe católica en el momento actual, aunque encuentra (como siempre) resistencias en algunos organismos pontificios.

La cremación es una práctica antiquísima que se conoce ya en el Mediterráneo desde el Neolítico aunque durante el posterior dominio de los semitas, allá por el tercer milenio aC, se fue dejando de hacer.

En el Antiguo Oriente Próximo se practicó con amplitud aunque solamente por necesidad en tiempos de plagas. Los babilonios embalsamaban a sus muertos y los persas de la religión de Zoroastro castigaban con la pena capital a todo aquel que intentaba la cremación.

La cremación en la India es atestiguada ya hacia el 1900 aC en que puede considerarse como la etapa formativa de la civilización con los Veda.

La cremación fue común, pero no universal, tanto en Grecia como en Roma donde, según cuenta Cicerón, fue considerada como un rito arcaico.

El cristianismo reprobó la cremación en su intento de abolir los rituales paganos grecorromanos. Hacia el siglo V dC, la cremación había desaparecido de Europa.

Juana de Arco ejecutada en la hoguera
Pero en la Edad Media fue utilizada por la Iglesia como castigo a los herejes como se hizo, por ejemplo, con el inglés Wiclef en 1384 y cuyas cenizas fueron echadas al río, o el checo Juan Hus quemado en la hoguera en 1415. En 1441 Juana de Arco.

Tras la II GM, los cadáveres de los 12 condenados y ajusticiados por sus crímenes contra la Humanidad en los juicios de Nuremberg fueron cremados y las cenizas echadas a un lugar secreto. En cambio en Japón se permitió guardar en una construcción “ad hoc” (para el caso) las cenizas de la cremación de los criminales de guerra ejecutados.

La cremación la sostienen los que tienen sentido común, aunque no tengan un doctorado en Teología, ya que, entre otras cosas, es una medida incluso higiénica de verdad.

Llama la atención ver que actualmente hay cada vez más templos (parroquiales o no) que se construyen o se reforman para hacer un “columbario”, capilla cementerio para tener ahí las urnas en un santo lugar ya que oficialmente las cenizas no se pueden dispersar por la Naturaleza ni guardar en casa ni convertirlas en “joyas” incrustadas en pulseras, cadenas, etc. Se tiende a que los nichos para las urnas se alquilen para unas cuantas décadas (no se dejan comprar) pues ya se ve que son una suculenta fuente de ingresos.

Al igual que se venían diciendo barbaridades sobre los principios de la creación, del mundo y de los hombres, y que ya corrigió el papa polaco Wojtyla, también se dan barbaridades para explicar lo que es el final, tanto individual con la muerte como el final colectivo del (mal) llamado fin del mundo puesto que no tendrá final alguno. Lo revelado por Dios mismo es que será transformado, será un cielo nuevo y una tierra nueva, ni más ni menos.

Las cenizas en Estados Unidos (que son modelo de casi nada) pueden ser dispersadas en parques nacionales a través de un permiso especial. 

Por su parte el hinduismo obliga al familiar masculino más cercano (hijo, esposo, padre) del difunto el sumergir las cenizas en el río sagrado del Ganges, preferentemente en la ciudad india sagrada de Haridwar. Los restos cremados pueden también ser sepultados, en caso de que se tratara de una persona bien conocida porque en la cremación quedan restos del cadáver incinerado que se mezclarían con los del siguiente.

En Japón y Taiwán las cenizas y los fragmentos de hueso que puedan quedar son entregados a la familia y se usan en un ritual funerario antes de ser sepultados.

¿Qué hago yo con las cenizas de los míos? Lo que me diga el sentido común y mi fe en cada momento.

Hay que andar con cuidado con algunas “tradiciones religiosas populares” que están tergiversadas y planteadas a veces con mala idea.

Así la "Santa Muerte" es una falsa devoción difundida en distintos lugares de México y otros países de América Latina. Es representada con una calavera adornada, según el gusto personal de los adeptos. Narcotraficantes, delincuentes, ex convictos o secuestradores se acercan a esta controvertida imagen para pedir por el éxito de sus delitos. Este culto blasfemo también está vinculado a prácticas de brujería. En el 2012, integrantes de la secta degollaron en Sonora (México) a dos niños de 6 y 7 años, como ritual de sacrificio dedicado a la “Santa Muerte” que según los sitios se llama de una manera o de otra como “San La Muerte”, “Señor de la Buena Muerte”, “San Esqueleto”, etc.

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