
Es un encuentro
promovido por el Vaticano para reanudar el diálogo interrumpido –ya hace 10
años- por ellos con ocasión de las controvertidas palabras sobre el Islam de
Benedicto XVI en 2006 en Ratisbona. Esas relaciones llegaron incluso a romperse
en 2011, cuando la Universidad de El Cairo reaccionó con vigor a unas nuevas
afirmaciones del papa emérito tras un atentado contra una iglesia copta
ortodoxa de Alejandría.
El
diálogo se reanudó poco a poco con la llegada de Francisco, con el envío de emisarios mutuos y en
marzo de 2014, un representante de la mezquita, Mahmud Azab, había participado
en una iniciativa interconfesional para inaugurar una red de lucha contra todas
las formas de esclavitud modernas.
Benedicto XVI, ya recordé en
mi post del 14-11-09, en su viaje apostólico a Turquía en otoño de 2006, dijo:
“Aquí hago mías las palabras de mi inmediato predecesor, el Papa Juan Pablo
II, de venerada memoria, el cual dijo, durante su visita en 1979: «Me pregunto
si no será urgente, precisamente hoy en que los cristianos y musulmanes han
entrado en un nuevo período de la historia, reconocer y desarrollar los
vínculos espirituales que nos unen, a fin de defender y promover juntos la
justicia social, los valores morales, la paz y la libertad»".
Una colaboración mutua efectivamente
más urgente en la práctica pues en Occidente viven muchos más millones de
musulmanes que budistas. Pero por mentalidad será más complicado aunque no hay
que tirar la toalla.
Los cristianos y sobre todo
los católicos hemos de incorporar cuanto antes la indicación del Concilio
Vaticano II en la declaración Nostra aetate que dice que se “inaugura
una nueva era” que supone “la necesidad de superar los prejuicios, las
incomprensiones, la indiferencia y el lenguaje de hostilidad y desprecio del
pasado”.

Durante siglos, desde que se
fundó el Islam (siglo VII), hubo una influencia positiva cultural y científica
del mundo islámico sobre el europeo cristiano. Nadie negará aunque puede
silenciarse el aporte inmenso científico y filosófico de ellos que solemos
llamar “árabes”. Hoy hay una clara xenofobia hacia ellos, especialmente por la
vestimenta de las mujeres y porque a ellos se les considera poco civilizados y
sucios.

Durante muchos
siglos del Medievo la Iglesia ha vivido la actual aventura del recién creado
Califato o Estado Islámico, conocido por las siglas EI (ISSI en inglés). Hoy día
los gobiernos europeos y norteamericanos tienen el discurso político de
lamentar su violencia pero como “ganan mucha pasta” con la venta de armamentos,
no les interesa nada intentar una solución definitiva.

Ojalá se imponga
la cordura, el sentido común y la sinceridad por ambas partes. Ojalá los
musulmanes moderados, equilibrados, honrados, que son la inmensa mayoría, denuncien
públicamente esos actos terroristas como algo de unos desequilibrados mentales
que usan la bandera de esa religión musulmana para matar en nombre de Dios
(Alá). Y sin perder su identidad por presiones externas, logren sembrar también
la paz y la concordia con toda la humanidad, trabajándolo con las demás
religiones del mundo.

Los chiítas afirman que el carisma de gobierno y la asistencia
divina para enriquecer la ley está en los descendientes de Alí y Fátima, hija
del Profeta. Cuando los últimos descendientes de Alí desaparecieron, se habló
de ellos como del Oculto (Mahdi) que un día aparecería para restaurar el Islam.
De vez en cuando surgen personajes que quieren ser reconocidos como Mahdíes,
propicios a actitudes intransigentes. Ya en el siglo XI, como consecuencia de
las Cruzadas, el fanatismo generó una de las más terribles sectas, que preconizaba
la muerte del enemigo por la violencia y sembraron el terror por algunas zonas,
llamados “asesinos”. Hoy como ayer; nada
nuevo bajo el sol.
El Gran Iman, el jeque sunnita Ahmed Al Tayed ofreció una entrevista después de su encuentro con Francisco y, entre otros muchos temas, declaró que Al-Azhar convocó hace un año una Conferencia General de los ulemas musulmanes, sunníes y chiíes, a la que fueron invitados los jefes de las Iglesias Orientales, de diferentes religiones y confesiones, e incluso los yazidís enviaron un representante.
El Gran Iman, el jeque sunnita Ahmed Al Tayed ofreció una entrevista después de su encuentro con Francisco y, entre otros muchos temas, declaró que Al-Azhar convocó hace un año una Conferencia General de los ulemas musulmanes, sunníes y chiíes, a la que fueron invitados los jefes de las Iglesias Orientales, de diferentes religiones y confesiones, e incluso los yazidís enviaron un representante.
Y entre los puntos más salientes de la
declaración conjunta se afirmaba que el Islam y el Cristianismo no tienen nada
que ver con aquellos que asesinan, y pedimos a Occidente que no confundiera a
este grupo desviado y errado con los musulmanes y también afirmamos, musulmanes
y cristianos con una sola voz, que somos los dueños de esta tierra, que somos
compañeros y que cada uno de nosotros tiene derecho a esta tierra.
Rechazamos la emigración forzada, la esclavitud y
la compraventa de mujeres en nombre del Islam. Aquí me gustaría decir que la
cuestión no debe presentarse como una persecución contra los cristianos en
Oriente; al contrario, hay más víctimas musulmanas que cristianas, y todos
juntos sufrimos esta catástrofe.
En resumen, me gustaría concluir esta cuestión
diciendo que no podemos culpar a las religiones a causa de las desviaciones de
algunos de sus seguidores, ya que en todas las religiones hay una facción desviada
que ha levantado el estandarte de la religión para matar en su nombre.
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