El papa Francisco, en el aula Pablo VI, el sábado 17 octubre 2015, ante los
participantes en el Sínodo ordinario sobre la familia, con motivo del 50º aniv
del Sínodo instituido por Pablo VI, ha recordado que (…) el compromiso de
edificar una Iglesia sinodal -misión a la cual estamos todos llamados, cada
uno en el rol que el Señor le confía- está cargado de implicaciones ecuménicas.
Y (…) también el ejercicio del primado petrino podrá recibir mayor luz. El Papa
no está solo, por encima de la Iglesia; sino dentro de ella como bautizado
entre bautizados y dentro del Colegio episcopal como Obispo entre los Obispos.
Reiteró la necesidad
y la urgencia de pensar en “una conversión del papado” mientras
citaba unas palabras de su predecesor Juan Pablo II en la encíclica Ut unum sint: “Estoy convencido de tener
al respecto una responsabilidad particular, sobre todo al constatar la
aspiración ecuménica de la mayor parte de las Comunidades cristianas y al
escuchar la petición que se me dirige de encontrar una forma de ejercicio del
primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a
una situación nueva”.
Y Francisco pidió una
saludable descentralización que está pendiente de ser puesta en práctica siendo uno de los propósitos del
concilio Vaticano II marcados por el Espíritu Santo.
El 20 de diciembre
de 2009 ya colgué un post sobre este tema del primado recopilando los eventos
entonces recientes con Juan Pablo II y Benedicto XVI además de un breve recorrido histórico desde los -así llamados- Santos Padres de la Iglesia.
Ahora el papa
Francisco sigue impulsando esto que, en el decir del papa polaco Wojtyla era un
tema urgente. Y hace ya 15 años que lo dijo. En 2013 escribirá en la encíclica "La alegría del Evangelio (Evangelii gaudium, EG) que "hemos avanzado poco en este sentido" (EG, 32).
El papa Francisco
recuerda que en un Iglesia sinodal, el Sínodo de los Obispos es solo la
manifestación más evidente de un dinamismo de comunión (…) el camino de la
sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio.
Lo que el Señor nos
pide (…) Caminar juntos --laicos, pastores, Obispo de Roma-- es un concepto
fácil de expresar en palabras, pero no tan fácil de poner en práctica.
¿Pero cómo habría sido posible hablar de familia sin
interpelar a las familias, escuchando sus alegrías y sus esperanzas, sus
dolores y sus angustias?
(…) una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, en la
conciencia de que escuchar ‘es más que
oír’ (…) el camino sinodal empieza escuchando al Pueblo, prosigue
escuchando a los Pastores y finalmente culmina en la escucha del Obispo de Roma.
La sinodalidad, como
dimensión constitutiva de la Iglesia, nos ofrece el marco interpretativo más
adecuado para comprender el mismo ministerio jerárquico (…) para los discípulos
de Jesús, ayer, hoy y siempre, la única autoridad es la autoridad del servicio,
el único poder es el poder de la cruz.
Como Iglesia que
“camina junto” a los hombres, partícipe de las tribulaciones de la historia,
cultivamos el sueño que el descubrimiento de la dignidad inviolable de los
pueblos y de la función de servicio de la autoridad podrán ayudar también a la
sociedad civil a edificarse en la justicia y en la fraternidad, generando un
mundo más bello y más digno del hombre para las generaciones que vendrán
después.
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