¿Que sucede al emérito Benedicto XVI?

Evidentemente han saltado la elucubraciones sobre el futuro ya que nadie esperaba ya ahora, de pronto, este paso aunque fuera deseado y tal situación solo cuenta con el vacío experimental y jurídico. Pero con una mirada serena y de fe a la historia de la Iglesia, salta enseguida la paz y la serenidad. No es el primero que lo hace y se espera que no sea el último.
El primero que renunció fue san Clemente I (88-97) que era el cuarto papa,
el tercer sucesor de San Pedro.
Dejó de ser papa a favor de Evaristo al ser condenado y mandado al exilio para
que los católicos no se quedaran sin un guía espiritual.
La segunda renuncia fue la de san Ponciano (230-235) también con motivo de
ser exiliado a la isla de Cerdeña
por el emperador romano Maximino el Tracio. Dejó su puesto para que pudiera ser
elegido el papa Antero.
En 537 fue el papa san Silverio quien renunció por la paz y el bien de la Iglesia tras ser depuesto por el general bizantino Belisario.
También se considera que renunció san Martín en el 654 que, depuesto y deportado, no se opuso a la designación de Eugenio.
Después Benedicto IX renunció en un primer momento a favor de Silvestre III en 1045 aunque después volvió a retomar el cargo para pasarlo a Gregorio VI, que fue acusado de haberlo adquirido ilegalmente y también renunció. Ya llevamos cinco renuncias.
En 1294
fue Celestino V quien renunció el 13 de diciembre, después de 106 días de pontificado,
por verse instrumentalizado. Volvió a su anterior vida de monje eremita. Su gesto pasó
a la historia como "la gran renuncia". Le sucedió en el cargo
Bonifacio VIII. Su tumba fue visitada por el papa Ratzinger en dos ocasiones de visita pastoral a L'Aquila.
El último papa
que renunció fue Gregorio XII en 1415 con el llamado Cisma de
Occidente, en el que coincidieron además de él otros dos papas: Benedicto XIII,
el papa de Avignon que no quiso renunciar, y el "antipapa" Juan XXIII
que Angelo Roncalli, al elegir ese nombre, repitió su nº (Juan XXIII) dando a
entender que al de Avignon no se le tiene por papa.
Con el concilio de Constanza, el
emperador Segismundo obligó a dimitir a los tres pontífices, pero solo Gregorio
XII obedeció y después de él fue elegido Martín V. Así que son 7 renuncias y la
de Benedicto XVI la octava.
Entre las muchas cuestiones suscitadas
por la renuncia del papa Ratzinger, no deja de ser interesante también las
elucubraciones acerca del próximo Sucesor de Pedro, pues la cosa tiene miga.
Las profecías de San Malaquías (+1148), escritas en 1143, fueron publicadas en 1595 en “El árbol de la vida” del benedictino Arnoldo de Wion, aunque no fueron recogidas en “Vitae Malachiae” de San Bernardo en 1151 a pesar de haber muerto entre sus brazos. Por su silencio y otras razones hay tanto defensores como detractores. Quizá no sean profecías auténticas de Malaquías, pero serán de alguien que, para algunos, parece estar haciendo “bingo”.
Predice que el papa sucesor de Juan Pablo II, o sea Benedicto XVI, es el penúltimo de su listado. Malaquías describe un listado de 111 papas desde Celestino II, con una divisa que les simboliza, y termina con Pedro II al que precederá “De gloriae olivae”, que ha de ser el que sigue a Juan Pablo II si a él se le atribuye la divisa “De laborens solis” que puede traducirse como el trabajo del sol. El sol deslumbra y el pontificado del papa Wojtyla fue deslumbrante para todos los hombres, una luz clara y diáfana por su talante y por su magisterio. El sol sale por el este y Juan Pablo II fue el papa venido del este. El sol trabaja recorriendo todo el planeta desde su salida hasta su ocaso y Juan Pablo II recorrió todos los continentes con sus más de 90 viajes apostólicos. Nunca antes lo había hecho ningún papa.

Las profecías de San Malaquías (+1148), escritas en 1143, fueron publicadas en 1595 en “El árbol de la vida” del benedictino Arnoldo de Wion, aunque no fueron recogidas en “Vitae Malachiae” de San Bernardo en 1151 a pesar de haber muerto entre sus brazos. Por su silencio y otras razones hay tanto defensores como detractores. Quizá no sean profecías auténticas de Malaquías, pero serán de alguien que, para algunos, parece estar haciendo “bingo”.
Predice que el papa sucesor de Juan Pablo II, o sea Benedicto XVI, es el penúltimo de su listado. Malaquías describe un listado de 111 papas desde Celestino II, con una divisa que les simboliza, y termina con Pedro II al que precederá “De gloriae olivae”, que ha de ser el que sigue a Juan Pablo II si a él se le atribuye la divisa “De laborens solis” que puede traducirse como el trabajo del sol. El sol deslumbra y el pontificado del papa Wojtyla fue deslumbrante para todos los hombres, una luz clara y diáfana por su talante y por su magisterio. El sol sale por el este y Juan Pablo II fue el papa venido del este. El sol trabaja recorriendo todo el planeta desde su salida hasta su ocaso y Juan Pablo II recorrió todos los continentes con sus más de 90 viajes apostólicos. Nunca antes lo había hecho ningún papa.
La divisa de su antecesor inmediato es “De medietate lunae” que a Juan Pablo I le viene como anillo al dedo pues su pontificado duró sólo 33 días. A todos y cada uno de los papas se les puede encontrar una coincidencia con la divisa pontificia de Malaquías. No es difícil encontrarla con Pablo VI, Juan XXIII, Pío XII, etc.
La penúltima divisa “De gloriae olivae” (acerca de la gloria del olivo) puede corresponder a Benedicto XVI, entre otras razones, porque es efectivamente el papa 111 de la lista de Malaquías. Para algunos, por aquello de olivae, debe significar el pontificado que acogería a los judíos en su conversión. Ciertamente es un dato revelado que tal cosa tiene que preceder al fin del mundo y que recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica: “La entrada de la ‘plenitud de los judíos’ (Rom 11,12) en la salvación mesiánica, a continuación de ‘la plenitud de los gentiles’ (Rom 11,25; cf Lc 21,24), hará al Pueblo de Dios ‘llegar a la plenitud de Cristo’ (Ef 4,13)” (CEC, 674). pero los hechos demuestran que se ha iniciado el camino del acercamiento pero la distancia que separa a judíos y cristianos es todavía muy grande.
Pedro II es quien acaba
la lista, pero para algunos puede ser quien acabará una etapa, no que sea el fin del
mundo, e inaugurará una nueva, si "de gloriae olivae" significa otra cosa distinta
a la conversión de los judíos.

El aceite de oliva es el signo del sacramento de la Confirmación por el que el bautizado recibe la plenitud de los dones del Espíritu. Ramos de olivo fueron usados para aclamar a Cristo en su entrada en Jerusalén antes de la Pasión (cf Mt 21, 8) y también una rama verde de olivo era portada en el pico por la paloma que avisó a Noé del fin de una etapa de la humanidad tras el diluvio (cf Gen 8, 11).

Y una paloma, representando al Espíritu Santo, se posó sobre Cristo recién bautizado como anunciando a los hombres el principio de su última etapa como Redentor, la llamada “vida pública”, la de su ministerio apostólico tras su vida “oculta” de artesano en el taller de Nazaret (cf Mt 3, 16).

El aceite de oliva es el signo del sacramento de la Confirmación por el que el bautizado recibe la plenitud de los dones del Espíritu. Ramos de olivo fueron usados para aclamar a Cristo en su entrada en Jerusalén antes de la Pasión (cf Mt 21, 8) y también una rama verde de olivo era portada en el pico por la paloma que avisó a Noé del fin de una etapa de la humanidad tras el diluvio (cf Gen 8, 11).

Y una paloma, representando al Espíritu Santo, se posó sobre Cristo recién bautizado como anunciando a los hombres el principio de su última etapa como Redentor, la llamada “vida pública”, la de su ministerio apostólico tras su vida “oculta” de artesano en el taller de Nazaret (cf Mt 3, 16).

Entonces,
¿qué pasará en el cónclave del próximo marzo? ¿saldrá Pedro II? Dentro de un
mes saldremos de dudas.
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