La Cumbre de Asís fue promovida hace 25 años por Juan Pablo
II como un espacio de encuentro entre las diferentes religiones del mundo. Este
vez Benedicto XVI decidió abrirla a cuatro pensadores no creyentes provenientes
de Italia, Bulgaria, Austria y México.
En esa Jornada de reflexión, oración y diálogo, titulada "Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz", con
representantes de distintas religiones en Asís, Benedicto XVI exhortó a todos a trabajar por
la paz y combatir la violencia y el terrorismo.
Entre los líderes religiosos que intervinieron en el
encuentro estaban Bartolomé I, Arzobispo ortodoxo de Constantinopla; el arzobispo
de Canterbury y Primado de la Comunión Anglicana, Rowan Douglas Williams; el
secretario general del Consejo Ecuménico de las Iglesias, Olav Fykse Tveit; el
rabino del Gran Rabinato de Israel, David Rosen; el representante de la
hinduistas, Acharya Shri Shrivatsa Goswami; y el Secretario general de la
Conferencia Internacional de las Escuelas Islámicas, Kyai Haji Hasyim Muzadi.
Benedicto XVI señaló que aunque actualmente "no haya a la vista amenazas de una gran
guerra, el mundo está desafortunadamente lleno de
discordia… la violencia en cuanto tal siempre está
potencialmente presente, y caracteriza la condición de nuestro mundo".
Explicó luego que existen dos formas de violencia. La
primera de ellas es el terrorismo, que "es a menudo motivado
religiosamente y… sirve como justificación para una crueldad despiadada,
que cree poder relegar las normas del derecho en razón del 'bien' pretendido".
Admitió que "también
en nombre de la fe cristiana se ha recurrido a la violencia en la historia. Lo
reconocemos llenos de vergüenza" pero precisó luego que "es
absolutamente claro que éste ha sido un uso abusivo de la fe cristiana".
Por ello, dijo, "es tarea de todos
los que tienen alguna responsabilidad de la fe cristiana el purificar constantemente la religión de los
cristianos… para que –no obstante la debilidad del hombre– sea realmente
instrumento de la paz de Dios en el mundo".
Un segundo tipo de violencia -explicó luego Benedicto XVI- nace
como "consecuencia de la ausencia de Dios, de su negación, que va a la
par con la pérdida de humanidad. El
'no' a Dios ha producido una crueldad y una violencia sin medida, que ha sido
posible sólo porque el hombre ya no reconocía norma alguna ni juez alguno por
encima de sí, sino que tomaba como norma solamente a sí mismo. Los horrores de los campos de concentración
muestran con toda claridad las consecuencias de la ausencia de Dios".
El Papa Ratzinger se refirió también “a quienes, por no haber recibido el don de creer, buscan honestamente
la verdad y cuestionan a ateos y creyentes... Estas personas buscan la verdad,
buscan al verdadero Dios, cuya imagen en las religiones, por el modo en que
muchas veces se practican, queda frecuentemente oculta". Esta búsqueda es "también
una llamada a los creyentes a purificar su propia fe, para que Dios –el
verdadero Dios– se haga accesible".
"Por eso he
invitado de propósito a representantes de este tercer grupo a nuestro encuentro
en Asís, que no sólo reúne representantes de instituciones religiosas. Se trata
más bien del estar juntos en camino
hacia la verdad, del compromiso decidido por la dignidad del hombre y de
hacerse cargo en común de la causa de la paz, contra toda especie de violencia
destructora del derecho".
Uno de esos (cuatro) invitados era Guillermo Hurtado Pérez,
declarado agnóstico y director del Instituto de Investigaciones Filosóficas de
la Universidad Nacional Autónoma de México, quien afirma que el diálogo entre
fe y razón "es una aventura", al destacar la importancia de la
jornada por la paz en Asís.
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