martes, 29 de diciembre de 2009

¿Y LA FAMILIA? ... MUY BIEN, ¡GRACIAS!




Uno con una
Uno con varias

Para siempre
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Uno con una


Bachofen
En la última mitad del siglo XIX se puso en duda la monogamia con ciertos escritores antropológicos con prejuicios evolucionistas, como Bachofen (+1861), Lewis Morgan (+1877), Durkheim (+1904), Mc'Lennan, Lang y Lubbock (El origen de la civilización y la primitiva condición del hombre, Londres, 1889). 

Crearon la teoría de que el modo original de la familia fue aquel en que todas las mujeres de un grupo, horda o tribu, pertenecían promiscuamente a todos los hombres de la comunidad.


Estas opiniones fueron rechazadas por muchos científicos que demostraron que pigmeos, bosquimanos, fueguinos, etc., son familias monógamas y reprueban el adulterio.

Engels

Siguiendo a Engels (El origen de la familia, la propiedad privada, y el Estado), muchos socialistas, con su interpretación materialista de la historia, asumen la anterior teoría que les permite afirmar que en los tiempos primitivos toda la propiedad era común. También hacen suyas las opiniones de escritores antiguos como Estrabón, Herodoto y Plinio, admitiendo que la práctica de la promiscuidad surgió en una fecha comparativamente tardía en algunos pueblos salvajes, como los indios de California y unas tribus aborígenes de India. Y defienden ciertas costumbres anormales de antiguas razas, como la prostitución religiosa, el llamado “jus primæ noctis”, la prestación de la esposa a los visitantes, la convivencia de los sexos antes del matrimonio, etc.


En ningún momento esta teoría ha obtenido la aceptación general, incluso entre escritores no cristianos, y es completamente rechazada por algunos como Westermarck (La historia del matrimonio humano, Londres, 1901) y Letourneau (La evolución del matrimonio, tr. del francés, Nueva York, 1888). 

Señalan que la hipótesis de un comunismo primitivo no ha sido demostrada y que los testimonios de historiadores clásicos en la materia son inconclusos, vagos, y fragmentarios y se refieren sólo a unos pocos casos.


Uno con varias

Según Westermarck, la monogamia era de lejos el modo más común de matrimonio "entre los pueblos primitivos de los que tenemos algún conocimiento directo" (op. cit., pág. 459) aunque la poligamia era más común entre las razas semíticas que entre los arios. Era más frecuente entre los judíos, egipcios y medos, que entre las personas de la India, los griegos o los romanos.

Para poner algún ejemplo del pueblo judío, el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, el rey David, durante los 7 años que vivió en Hebrón antes de conquistar Jerusalén, a donde había subido de parte de Dios con sus 2 mujeres (Ajinoán y Abigail), a parte su esposa Eglá. Con ella tuvo a Yetreán (2 Sam 3,1-5); tuvo a Amnón de Ajinoán, a Quilab de Abigail, pero además a Absalón de Maacá (hija del rey de Guesur), a Adonías de Jaguit y a Safatías de Abital; total seis hijos citados y no todos con la misma. En Hebrón se le ungió como rey con 30 años y reinará 40 (33 en Jerusalén).

El rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras, además de la hija de Faraón, moabitas, ammonitas, edomitas, sidonias, hititas, de los pueblos de los que dijo Iahveh a los israelitas: «No os uniréis a ellas y ellas no se unirán a vosotros, pues de seguro arrastrarán vuestro corazón tras sus dioses», pero Salomón se apegó a ellas por amor; tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y trescientas concubinas” (1Reg 11,1-3).

El criterio moral no era el número de mujeres, sino la fe: “En la ancianidad de Salomón sus mujeres inclinaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no fue por entero de Iahveh su Dios, como el corazón de David su padre. Salomón se fue tras de Astarté, diosa de los sidonios, y tras de Milkom, monstruo abominable de los ammonitas. Salomón hizo lo malo a los ojos de Iahveh, y no siguió plenamente con Iahveh como David su padre. Entonces edificó Salomón un altar a Kemós, monstruo abominable de Moab, sobre el monte que está frente a Jerusalén, y a Milkom, monstruo abominable de los ammonitas. Lo mismo hizo con todas sus mujeres extranjeras que quemaban incienso y sacrificaban a sus dioses" (1Reg 11,4-8).


Para siempre

El divorcio estaba en boga prácticamente entre todos los pueblos en una medida mucho mayor que la poligamia. La facilidad con que el marido y esposa podían disolver su unión constituye para algunos uno de los más grandes borrones en la civilización de la Roma clásica.


El cristianismo tiene reconocido el divorcio aunque no suele hacer uso de él. El llamado “privilegio paulino” admite el divorcio en un caso concreto y, todos los demás, quedan incluidos en el “privilegio petrino”, que es la capacidad del Papa para disolver todos los que le parezca bien. En general, la posición de la mujer era muy baja en todas las naciones, civilizadas y primitivas, antes de la venida de Cristo. En ninguna parte el marido fue limitado por la misma ley de fidelidad matrimonial que la esposa, y en muy pocos casos fue compelido para conceder a ella iguales derechos en materia de divorcio. A Cristo le presentan para lapidar a una adúltera, parece que cogida con las manos en la masa, pero ¿y el adúltero?

El infanticidio era práctica universal y la patria potestas del padre romano le entregaba el derecho de vida y muerte incluso sobre sus hijos adultos. En una palabra, los miembros más débiles de la familia no eran por todas partes adecuadamente protegidos contra el más fuerte. El feminismo ha brotado del humus cristiano europeo, aunque también el malo que se desmadra para destruir a la mujer en cuanto tal. Bueno, ya advirtió Cristo que el trigo y la cizaña han de convivir juntos hasta la Parusía.

1 comentario:

  1. La realidad es que:
    Individuos que gobiernan.
    Grupos que gobiernan.
    Cualquier forma de gobierno.
    Grupos religiosos que gobiernan.
    Incluimos entidades: Psicológicas, Filosóficas, Sociológicas, etc., etc., etc.
    Cada uno tiene una Su propia forma de entender la vida, entonces quien tiene la razón, o mejor dicho quien puede establecer un solo camino a seguir que permita que todos estén o vivan en armonía uno con otro y unos con otros.
    La realidad es que debido a eso, todo se va a ir al demonio, sí, todos los sistemas que ha promovido y promueve el humano:
    Eclesiastés Cap. 8 Versículo 9 nos lo dice así:
    "Todo esto he visto, y puesto he mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace: hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo." Sí, y siempre se ha enseñoreado, en todo tiempo, es la maldita tendencia humana, entonces ¿Qué?.

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