¿HACIA UN GOBIERNO MUNDIAL?

El gobierno de la aldea global

Un gobierno mundial es el sueño dorado de muchas civilizaciones o naciones que busca incrementar su poderío y su vanagloria con el líder adecuado. 

se puede recordar el imperio faraónico, el imperio persa, o el mongólico de Gengis Kahn, a el imperialismo de los aztecas, el imperio inca, el imperio sacro romano germánico, el imperialismo nazi, el actual de los USA después del colonianismo de los cristianos europeos. Etc.

El expansionismo y las invasiones cruzan la historia a lo largo de los milenios. Ahora, con el progreso técnico alcanzado, no hace falta enviar pueblos enteros a conquistar. Hay otras técnicas más sutiles o sibilinas. En el siglo XX el afán imperialista de los gobernantes sigue siendo como el de la antigua usanza y las formas no siempre son más civilizadas aunque la globalización es un fenómeno impepinable, fruto del progreso de la civilización por motivos comerciales, internet, etc., pero se trata de saber "quién le pone el cascabel al gato".

Benedicto XVI, como Juan XXIII (Pacem in terris, 145), también proponía la creación de una “verdadera autoridad mundial” transformando la ONU como medida para ajustarse a la globalización, para “gobernar la economía mundial… para lograr el oportuno desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguarda del medio ambiente y regular los flujos migratorios” (Caritas in veritate, 67). Como su inmediato antecesor, el papa polaco Wojtyla, también recuerda la necesidad de cambiar las estructuras financieras y, para asegurar que no sea un grupo quien imponga sus intereses personales a nivel planetario, se requiere que esa estructura de poder mundial esté regulada por el derecho y se atenga a los principios de subsidiaridad y solidaridad.

Como siempre, ya en la antigüedad, en el Medievo, etc., los deseos de dominar la aldea global están presentes en personas o grupos con distintos objetivos y la lid por lograrlo está servida.

Un periodista de investigación, ruso, Daniel Estulin, que se declara ateo y demócrata constitucionalista, es defensor de la libertad y por eso no cree en la globalización (La Vanguardia, 13/09/2005). Denuncia la estrategia para un gobierno mundial del secretista Club Bilderberg al que estuvo siguiendo trece años. Dice que son 150 poderosos que cada año se reúnen cuatro días. Diseñan un mundo sin soberanías nacionales, sin banderas, con una moneda única, una religión única y un ejército único. Estulin concreta que la ONU y los cascos azules son ya sus instrumentos. Ante el proyecto de la esclavitud global, prefiere que siga habiendo muchos países demócratas, soberanos y libres, aunque de vez en cuando se peleen entre ellos. El periodista dice que plantean que para el 2050 sobrarán 3 mil millones de habitantes y habrá que eliminarlos con guerras y hambrunas.

Dice que el club está compuesto por Presidentes de estados y de gobiernos, políticos y mandatarios de todos los partidos y países, presidentes de bancos (del BCE, del Banco Mundial, del FMI...) y de multinacionales, grandes empresarios... y como núcleo duro los Rockefeller y los Rothschild. Patrocinan Greenpeace. Dice que del 3 al 6 de mayo de 2005, reunidos en el pueblecito bávaro de Rottach Eger, hablaron de la fecha de la invasión de Irak, liderada por Bush.

Por otro lado, en los planes de la ONU para la “aldea global” estaba redactar la "Carta de la Tierra" o "Carta para la Democracia Global". Se trataría de un manifiesto pagano y panteísta que intentaba controlar férreamente la población mundial. Los tres folios del borrador se discutieron a puerta cerrada, negándose la entrada a la prensa y a los grupos que pudieran ser oposición. El texto contenía 18 mandamientos con la pretensión de sustituir a los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Se llamaba "Decálogo de la Nueva Era" que, a más tardar en el 2000, querían que fuese el código universal de conducta.

Es un documento redactado por el “Consejo de la Tierra”, una ONG de tinte ecologista que había preparado para la Asamblea General de Naciones Unidas (junio 1997), tres meses antes, en un Encuentro en Río de Janeiro, a la vez que el 8º Encuentro Internacional “Mujer-Salud”. Uno de los principales impulsores era el ex-presidente de URSS Mijail Gorbachov, fundador de la organización ecologista “Cruz Verde Internacional”. Además están las fundaciones Ford, Mellon y Pew; los grupos Carnegie Endowment for International Peace y World Goodwill, la cara pública de Lucis Trust, una organización teosófica fundada en 1933 por Alice y Foster Bailey. También cuenta con el apoyo de Maurice Strong, ex-Secretario General de las dos últimas conferencias de la ONU sobre el Medio Ambiente Global.

El G8, creado en la década de los 70, buscaba estrategias ante los problemas mundiales pero sin capacidad jurídica. Sólo podía influir a través del peso de sus miembros en los organismos internacionales como el Consejo de Seguridad de la ONU, el Banco Mundial, el FMI o la Organización Mundial del Comercio. Ahora se ha ampliado al G20 con 11 nuevos países y la UE como un bloque, con los países más ricos y las mayores economías emergentes como Brasil, India, China, Rusia. Recientemente Angela Merkel y Nicolas Sarkozy proponían disolver el G8 para que pudiera tener eficacia el G20. Se busca evitar el proteccionismo y rebajar las barreras comerciales contra la manipulación del mercado de divisas para garantizar el mercado libre y la estabilidad del sistema monetario mundial.

En el FMI, China tiene una cuota de voto en el G20 del 3,66% y la India el 1,89% frente al 32,4% de los 27 países de la UE (con menos de 400 millones de habitantes). Hoy por hoy los europeos no quieren ni oír hablar de rebajarse su cuota. USA tienen el 16,77%, Alemania el 5,88%, Francia el 4,85%. España no está integrada en el G20.

La reforma de la ONU, sobre todo del Consejo de Seguridad está en debate desde 1992. Los 15 miembros tienen una estructura compuesta con el equilibrio basado en los resultados de la 2GM. Las resoluciones se adoptan por mayoría de 9 miembros pero pueden ser bloqueadas por el veto de 5: USA, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia. Todos los intentos o propuestas de reforma hasta ahora se abortan por la falta de voluntad política de los miembros con derecho a veto.