lunes, 7 de diciembre de 2009

LA ILUSTRACIÓN

Hacia un mundo nuevo
Representantes de esta ideología
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 La Ilustración es un movimiento intelectual del siglo XVIII, nacido en Francia e Inglaterra y que duró hasta la Revolución Francesa, aunque en algunos países se prolongó en el siglo XIX. Pretende disipar las tinieblas en que se hallaba la humanidad. Es el llamado “siglo de las luces”. Las inquietudes mesiánicas nunca han faltado, en personas o en grupos concretos. Cristo es la única “luz del mundo” pero cuantos no creen en él fácilmente les gusta creerse los redentores y por tanto la luz o las luces de este mundo.


Hacia un mundo nuevo

Para Kant (+1804 con 80 años) la Ilustración es “el movimiento del hombre para salir de la puerilidad mental”. D’Alambert (+1783 con 67 años), uno de sus principales representantes, dirá que se pretende discutir, analizar y agitar todo, desde las ciencias profanas a la teológica y la misma Revelación; desde la ley natural hasta las normas arbitrarias o convencionales como las de tráfico o del comedor.
Es el período que media entre el Barroco y el Romanticismo pero como tiene una cosmovisión racionalista (no existen otros ámbitos de conocimiento como la fe), también puede ser Ilustración la época griega clásica de los sofistas, considerados los sabios en todo hasta que Eurípides (+406 aC con 74 años) concreta que son los sabios en el “arte práctico del buen gobierno”. Con Píndaro (+438 aC con 80 años), uno de los mejores poetas líricos, tendrá un significado negativo: sofista igual a charlatán.


La Ilustración se fue incubando desde el Renacimiento, en las corrientes empiristas y racionalistas, desde Descartes a Locke, pasando por Bacon, Galileo, Newton, Leibniz, los “libertinos”, etc. y acaba con Kant, Herder y Bentham.




Los "libertinos", en la Francia del XVII, pueden encontrarse incubados en el siglo XIII en los del “espíritu libre”, que se encandilaron con la profecía de Joaquín de Fiore sobre el comienzo de una nueva era, la del Espíritu, y con su panteísmo defendían y vivían el libertinaje sexual. El hombre es natural y la naturaleza es la perfección divina. No hay que reprimir los instintos y es bueno buscar y lograr el placer. Calvino atacó la secta nacida en Lille en 1525 y protegida por Margarita de Navarra, hermana de Francisco I de Francia. En el XVIII el término libertino tendrá el significado de depravado.

Al llegar la etapa del capitalismo y la industrialización, hubo un crecimiento racionalista de la agricultura y el comercio. Hubo un aumento del capital financiero, un poderoso desarrollo de las Compañías y Bancos, ruptura con el monopolio del Estado, apareciendo los fisiócratas. 

En lo científico aparecieron Lavoisier y Linneo. Más que una filosofía, es una ideología que se difunde como cultura popular al margen de las universidades. Se quería construir un mundo nuevo con fe ciega en la razón humana que sabrá hacerlo de maravilla: ¡lo nunca visto!



Representantes de esta ideología

La Ilustración nace en Inglaterra con el empirismo dominante desde Bacon (+1626 con 65 años), canciller con Jacobo I, barón de Verulam, vizconde de san Albano, educado por su madre en el puritanismo calvinista. El segundo elemento del humus inglés es el deísmo de Toland, Collins, etc., y el tercero la ética naturalista con los de la moral del sentimiento, junto con que sigue el proceso en pro de las libertades políticas y los derechos del Parlamento.

Locke (+1704 con 72 años), doctor en Medicina, diplomático, teólogo, profesor de griego y más cosas, fue secretario del conde de Shaftesbury, líder del partido Whig, adversario del absolutismo monárquico en tiempos de Carlos II y de Jacobo II. Defensor del poder parlamentario, fue perseguido y tuvo que refugiarse en Holanda, de donde regresó tras el triunfo de la «Gloriosa Revolución» de 1688 con la que controlaron el Estado. Defendió la tolerancia a sectas cristianas y religiones no cristianas, pero “tolerancia cero” para el catolicismo y el ateísmo.

Thomas Reid, escocés, de la universidad de Glasgow, es el primer y principal antilockiano pues defiende que el conocimiento no tiene que ver con las “ideas” y sus combinaciones, sino que funciona a partir de realidades dadas desde fuera, pero se opone al escepticismo de Hume y al ideísmo de Locke.

El conde de Shaftesbury, Anthony A. Cooper (+1713 con 42 años), es el iniciador de la moral del sentimiento; el hombre es bueno por naturaleza y su vida es religiosa en un sentido natural. Hay que dejarse llevar por lo que surge del interior de cada uno, nada de normativas ni preceptos externos, molestos, chocantes y extraños.

John Toland (+1722 con 52 años) es el primer deísta que quiere racionalizar lo revelado y sustituir la religión revelada por “una religión natural”. Anthony Collins (+1729 con 63 años) llamó “librepensadores” a los deístas.
 Voltaire (+1778 con 84 años), con su filia anglosajona tras su estancia en la isla, lo inoculó en Francia y cuajó en el enciclopedismo. Desde allí, “metástasis” por todo el continente europeo y el recién descubierto trans-atlántico. Combatió mucho por la tolerancia y entendía –con más apasionamiento que exactitud- que lo que entorpece la tranquilidad del estado natural es exclusivamente el cristianismo.


En España entra con Fernando VI (que acaba regentando con el despotismo ilustrado) y Carlos III, dándose con fuerza en Catalunya donde aparece un buen número de ilustrados como Cadalso, Campany, Feijoo, Jovellanos (+1811), etc. La Ilustración española logró crear las Reales Academias de la Lengua, de Medicina, de la Historia, el Museo de Ciencias Naturales. Benito Jerónimo Feijoo (+1764 con 88 años), benedictino, puede ser el mejor espíritu de la Ilustración con su enorme labor crítica de la cultura española. Fue Maestro general de la Orden y Fernando VI le nombró miembro del Consejo de Castilla. La controversia que abrieron sus obras fue tal que el rey publicó una pragmática que prohibía meterse con él.

Entre los reaccionarios al nuevo espíritu ilustrado, recelosos y desconfiados, puede citarse a fray Fernando de Ceballos y Mier (+1802 con 70 años), jerónimo, Visitador General de Castilla, que escribió con estilo violento; el dominico Francisco de Alvarado, conocido como “el filósofo rancio”, el franciscano José de Alcántara Castro, el capuchino fray Rafael de Vélez, en el mundo Manuel José Benito Anguita Téllez, que con la guerra de la Independencia se refugió en Cádiz y se dedicó a la política; sermoneaba la apología del altar y del trono, ese maridaje absurdo y antievangélico que proclamaba el padre Zeballos y siguen hoy día no pocos.

Otros reaccionarios eran el obispo de Orense Miguel de Lardizábal y Uribe o Juan Pablo Forner y Segarra (+1797 con 41 años), hombre erudito, amigo de la polémica y de la sátira y de amplios recursos dialécticos, e hizo objeto de sus burlas a casi todos sus contemporáneos usando distintos pseudónimos. Picado de vanidad y cierto engreimiento, se mostró particularmente envidioso y lanzó diatribas con tal virulencia que hubo de publicarse un decreto prohibiéndole publicar nada sin autorización real.

Se impondrán con Fernando VII (+1833 con 49 años), el tercer hijo de Carlos IV y Mª Luisa de Parma, Príncipe de Asturias, que sube al trono tras el Motín de Aranjuez y la abdicación de su padre. Cesado por Napoleón, pudo regresar en el 14 y regir España 20 años tras derrocar la Constitución de Cádiz aprobada en ese interregno con José, el hermano de Napoleón, en el trono. Con él vendrá un largo período de represión absoluta. Ya Jovellanos, al estallar la revolución francesa, con Carlos IV paralizó las ideas ilustradas y apartó de la vida pública a los pensadores avanzados.

En los siglos XVI y XVII, mientras Europa estaba ensangrentada con las guerras de religión, hasta la paz de Westfalia (1648), la gente estaba infectada por la epidemia del iluminismo. Llevar las cosas a un extremo del péndulo hace que la reacción acabe en el otro, y a la misma altura, pretendiendo acabar con el misticismo y las revelaciones “divinas” particulares.

Los del enciclopedismo, forjan su propia concepción del Estado y de la sociedad. El barón de Montesquieu, Charles-Louis de Secondat (+1755 con 66 años) decía que “antes que hubiese leyes hechas, había posibilidad de relaciones de justicia”. Pone la libertad como valor absoluto en el centro de la vida política: es el liberalismo. La limitación de los poderes públicos viene, no del pueblo, sino de la división de los poderes que se contrapesan unos a otros.

Entre las variadas causas de la Ilustración, es evidente que está la nueva clase social que surge al final de la Edad Media y quiere transformaciones. Aparece el deseo de saber y, como consecuencia, la creación de escuelas y universidades; es la pretendida buena laicización de la enseñanza. Unos, astutos como víboras, aprovechan la ocasión, están en la cresta de la ola y le sacan todo el partido que pueden. Otros, más “prudentes” que las palomas, más ciegos que un gato de escayola, dejan pasar la ocasión: se limitan a quejarse y a gruñir. Ahora, a la puerta del tercer milenio todo son lamentos, que mal está el mundo y todo ese rosario de despropósitos y de absurdos planteamientos de querer volver la historia hacia atrás. Se lee en la Escritura: decir “todo tiempo pasado fue mejor” es de necios.

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