Y cosas así

De
un tiempo a esta parte lo del sexo ha sido en tema tabú y marcado por la
condenación pero empieza a respirarse un aire nuevo y limpio con el papa Francisco porque en su Enc. sobre “La
alegría del amor” (Amoris letitiae)
habla en plan positivo de la sexualidad, tema tabú durante siglos. “El matrimonio es un «don» del Señor (…) Ese
regalo de Dios incluye la sexualidad” (AL, 61). En la última catequesis de los
miércoles (ayer 24-X-2018), comentando el sexto mandamiento, repite que hay que
“sobrevalorar la atracción física, que es un don de Dios,” y “todo ser humano debe aprender el
significado del cuerpo".

Algunos
opinan que abolir la obligatoriedad del celibato sería la solución para
erradicar las conductas sexuales inadecuadas, la pederastia o pedofilia, los
abusos sexuales de religiosos que ahora empiezan a aparecer en los medios de
comunicación. En los siglos pasados no existían los actuales medios de
comunicación que permiten saber en tiempo real lo que pasa en las antípodas.
Se
afirma que la causa de esta plaga de abusos de los clérigos es debido a su
inmadurez psicológica, a su aberrante conducta respecto a la mujer y cosas así
pero se sabe que también se da este “crimen” del abuso en casados. Y para
defender si el celibato ha de ser obligatorio u optativo, conviene tener
presente el pasado pues la Historia enseña mucho y ayuda enormemente a tomar
decisiones correctas. la plaga clerical en este asunto es incomparablemente menor que lo que se comete en ámbitos fuera de lo eclesial como en las familias, lugares de trabajo o lúdicos, deportivos, tc.
Los cátaros creían que para la salvación se requiere
una vida perfecta, de extremado rigor ascético y de absoluta renuncia al mundo
ya que todas las acciones están envenenadas en su raíz. Lutero repetirá el
mismo error al afirmar que lo humano está absolutamente podrido por culpa del
llamado pecado original que cometieron nuestros primeros padres. El hombre no
puede hacer nada bueno en sí; es la misericordia de Dios que tapa el pecado,
Dios cubre con un velo al pecador, se engaña y considera que el hombre no ha
hecho nada malo. Añade que el hombre, haga lo que haga, está predestinado así
que “viva la pepa”, “ancha es Castilla”.
En los cátaros había dos grupos de adeptos: creyentes y perfectos. Los primeros
llevaban una vida relajada e inmoral y los perfectos
llevaban una vida ascética dura, peregrinante, y estaban obligados al
celibato y al ayuno riguroso o endura.

La mayoría de intelectuales no compartían su opinión. Ya san
Agustín (s IV), san Jerónimo (s V) o san Isidoro de Sevilla (s VII), opinaban
que la sexualidad conyugal era intrínsecamente mala y debía limitarse al mínimo
necesario para la procreación. El papa san Gregorio magno (s IX) llevó las
cosas más allá y aconsejó evitar toda relación conyugal y a los novios que no
consumaran.
Pablo recomendaba vivir como él, sin estar
casado (1Cor 7, 36-38) y parece un consejo chocante pues dice que es para que
los casados estén libres de las
tribulaciones de la carne, como si los solteros no tuvieran también tribulaciones
o que estar casados es una tribulación. No parece que tuviera aversión al
matrimonio que llama sacramentum
magnum pero quizá estuviera de vuelta tras ver que en muchos la unión
carnal no les da la felicidad soñada y el adulterio es el pan nuestro de cada
día.
En los ss I-II dC apareció la secta judeo-cristiana de los
“encratitas”, en griego
“continentes”, que vivían con ascetismo rigorista que prohibía la carne y el
vino y el uso del matrimonio. Era un grupo más de neoplatónicos y gnósticos para
quienes la materia es el principio del mal, obra del “demiurgo”.

En Colonia (1143) también se detectó otra secta parecida, una
sociedad secreta denunciada por san Bernardo en los sermones 65 y 66 sobre el
Cantar de los Cantares. Quizá a los Templarios se les calumnió atribuyéndoles
falsamente la realidad de estas sectas.
Tiene su “qué” darle vueltas al “derecho de pernada” que
se vivía en el ejército del Imperio romano donde era obligatorio el
celibato para los soldados y estar fuertes para la batalla. Luego
fue praxis habitual en la Europa cristiana medieval cuando el abuso sexual era
un derecho de los privilegiados. También era una costumbre de los germanos
antes de la caída del Imperio romano y no faltaba ese derecho o algo parecido
en el americano mundo precolombino.
El celibato eclesiástico es una praxis en la
Iglesia atacado a lo largo de la Historia en cuanto obligatorio para todos los
sacerdotes seculares pues no son monjes o “religiosos” que es la “política
interior” surgida en un momento concreto y pasados algunos siglos de
cristianismo. En el siglo IV, aprox., empezó la moda de nombrar obispos a monjes
abades que quisieron imponer al clero los votos, vestimenta, vida comunitaria y
demás características monacales ajenas a su condición sacerdotal. No se ataca
el celibato en sí que se sabe es un “don” de Dios, pero por ser discrecional se
pide que sea opcional. En los primeros siglos de cristianismo, en plena pureza
evangélica, sin polvo ni paja, sin añadidos, sin leyes ni obligatoriedades, no
faltó un montón de varones y mujeres que vivieron el celibato porque les daba
la gana.

No hay comentarios:
Publicar un comentario