Del miércoles de
ceniza (14 febrero) al domingo de los Ramos (25 marzo)
Con el "miércoles de ceniza" se inicia la Cuaresma para católicos, coptos, ortodoxos, anglicanos, luteranos, metodistas, algunos baptistas y presbiterianos.
Mensaje del papa Francisco para 2018
(resumen literal)
«Al crecer la maldad, se enfriará el amor
en la mayoría» (Mt 24,12)
Una vez más nos sale al encuentro
la Pascua del Señor. Para prepararnos a recibirla, la Providencia de Dios nos
ofrece cada año la Cuaresma, «signo sacramental de nuestra conversión».
La expresión de Jesús (…) «Al
crecer la maldad… (…) (es) en el discurso que habla del fin de los
tiempos y que está ambientado en Jerusalén, en el Monte de los Olivos.
Algunos falsos profetas engañarán
a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones, que es el
centro de todo el Evangelio (…) son como «encantadores de serpientes», o sea,
se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y
llevarlas adonde ellos quieren.
Otros falsos profetas son esos
«charlatanes» que ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los
sufrimientos (…) la droga, unas relaciones de «usar y tirar», ganancias fáciles
pero deshonestas.
También la creación
es un testigo silencioso de este enfriamiento de la caridad: la tierra está
envenenada a causa de los desechos arrojados por negligencia e interés; los
mares, también contaminados, tienen que recubrir por desgracia los restos de
tantos náufragos de las migraciones forzadas; los cielos —que en el designio de
Dios cantan su gloria— se ven surcados por máquinas que hacen llover
instrumentos de muerte.
Si vemos dentro de
nosotros y a nuestro alrededor los signos que antes he descrito, la Iglesia (…)
nos ofrece en este tiempo de Cuaresma el dulce remedio de la oración, la
limosna y el ayuno.
Esta propuesta del papa Francisco para este 2018 no es algo nuevo, algo nunca visto ni oído pues, por
ejemplo, en su encíclica “verde” (Alabado sea [LS]), escrita en la Pentecostés de 2015, ya nos
hacía considerar que “nuestra casa común es también como una
hermana (…) [que] clama por el daño que le provocamos a causa
del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella (LS
1 y2).
Y añadía que “el beato papa
Pablo VI se refirió a la problemática ecológica, presentándola como una crisis,
que es «una consecuencia dramática» de la actividad descontrolada del ser
humano (Carta ap. Octogsima
adveniens, 14 mayo 1971, 21) (…)
También habló a la FAO (...) subrayando la «urgencia y la necesidad de un
cambio radical en el comportamiento de la humanidad»” (LS, 4).
Cuaresma es tiempo de conversión. ¿De qué me tengo que convertir? “Mi
predecesor Benedicto XVI –sigue diciendo Francisco en Laudato si (LS)- (…) nos propuso reconocer que el ambiente
natural está lleno de heridas producidas por nuestro comportamiento
irresponsable” (LS, 6).
“El Patriarca Bartolomé se
ha referido particularmente a la necesidad de que cada uno se arrepienta de sus
propias maneras de dañar el planeta, porque, «en la medida en que todos
generamos pequeños daños ecológicos», estamos llamados a reconocer «nuestra
contribución –pequeña o grande– a la desfiguración y destrucción de la
creación» (Mensaje en 2012)”
(LS, 8).
“Vivir la vocación de ser
protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no
consiste en algo opcional” (LS, 217).
[A] “María (…) podemos
pedirle que nos ayude a mirar este mundo con ojos más sabios” (LS, 241). “San José (…) puede
enseñarnos a cuidar [y] proteger este mundo que Dios nos ha confiado” (LS, 242). Así acababa Francisco su
encíclica “verde”.
Parece que en Oriente ya se vivía una Cuaresma en 322 y seguro que en Roma desde 385.
El
ayuno es una sola comida normal
diaria que vige el Miércoles de ceniza y el Viernes Santo, para los mayores de
edad hasta los 59 años cumplidos. Hay indicios de que el ayuno ya se vivía desde
los siglos I y II.
La
abstinencia varía según países y la
Conferencia episcopal española (CEE) mantiene decretado que sea abstenerse de comer
carnes y productos cárnicos, lo cual vige el Miércoles de ceniza y todos los
viernes de Cuaresma, para los mayores de 14 años. La Conferencia episcopal
belga, en vez de carne, dice de abstenerse cada un@ de lo que vea adecuado
(tabaco, café, frutas, dulces…). Son más severos en Oriente.
La ceniza, como es el residuo frío y pulverulento de la combustión,
simboliza la muerte, la conciencia de la nada y de la vanidad de las cosas, la
nulidad de las criaturas frente a su Creador, el arrepentimiento y la
penitencia. De allí las palabras que Abraham pronuncia en el Génesis: “Aunque soy polvo y ceniza me
atrevo a hablar a mi Señor”
(Gen 18, 27).
Los griegos, los egipcios, los judíos y los árabes, entre
otros pueblos de Oriente Próximo, acostumbraban a cubrirse la cabeza de ceniza
en señal de luto o duelo. Los ninivitas como gesto de arrepentimiento
profundo y los mensajeros de malas noticias solían cubrirse con ceniza su
cabeza.
En los primeros siglos, los que
recibían el sacramento de la reconciliación el Jueves
Santo, se la ponían en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos
con un "hábito penitencial" que representaba su voluntad de
convertirse. Desde el siglo XI, Roma solía poner las cenizas al iniciarse los
40 días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario