Dos
apóstoles mártires en Roma
Cada 29 de junio se celebran juntos la solemnidad de Pedro y Pablo,
ambos apóstoles y mártires en Roma
aunque en lugar y fecha distintas. Como
suele caer en día laborable, litúrgicamente en algunas diócesis se traslada al
domingo más próximo para hacer eficaz la colecta de este día, dedicada al Papa.
Pedro era pescador de Betsaida, hijo de
Jonás (Juan) y sabemos que su suegra vivía en Cafarnaún donde Cristo se solía
hospedar cuando estaba en aquella ciudad junto al lago de Genesaret o
Tiberíades. Fue su hermano Andrés quien le presentó a Jesús.
De
Jerusalén Pedro se fue a Antioquia y luego a Roma donde en el 64 Nerón lo
crucificó boca abajo en la colina del Vaticano, entonces fuera de la ciudad, al
otro lado del Tíber. Una tradición no dice el
nombre de su esposa pero sí el de la hija de ambos, Petronila, aunque un autor
anónimo del siglo V/VI dice que era solamente hija espiritual de Pedro. Una
inscripción prueba que fue un mártir del s I.
Eusebio de Cesarea (+340 con 80 años), autor de la Historia Eclesiástica,
cita a san Clemente de Alejandría(+215
con 65 años), que contradice la tesis de la viudedad de Pedro cuando Jesús curó a su suegra.
Pablo, con su apertura de mente, fue un
fiel instrumento de Dios para abrir la Iglesia a los gentiles En el segundo
cautiverio (h 67) murió decapitado, también en Roma, donde hoy está ubicada la
basílica de san Pablo extramuros y donde Juan XXIII sorprendió a todo el mundo
anunciando el Concilio que se llamaría Vaticano II.
Del 29-VI-2008
al 29-VI-2009 el papa Benedicto XVI lo declaró «Año paulino» para celebrar el bimilenario del nacimiento de Saulo
de Tarso y en la homilía en san Pablo extramuros, el día de la inauguración,
dijo que “he querido
convocar este «Año paulino» especial: para escucharlo y aprender ahora de él,
como nuestro maestro, «la fe y la verdad» en las que se arraigan las razones de
la unidad entre los discípulos de Cristo”. En esa
ceremonia asistía Bartolomé I, el
Patriarca de Constantinopla junto con “los
delegados fraternos de las Iglesias que tienen un vínculo particular con el
apóstol san Pablo -Jerusalén, Antioquía, Chipre y Grecia- y forman el ambiente
geográfico de la vida del Apóstol antes de su llegada a Roma”.
Siendo
inicialmente una conmemoración de ambos apóstoles, con el tiempo Pedro a hecho
sombra a Pablo, dándose una importancia trascendental a la colecta llamada
“óbolo de san Pedro” que se originó en Inglaterra en el siglo VIII como un
impuesto (Denarius sancti Petri) de un centavo sobre los propietarios de tierra
de cierto valor. El óbolo fue decayendo hasta ser abolido por Enrique VIII en
el 1534. Con el
tiempo se recuperó la colecta y en 2011 fue de 69 millones $. Con Francisco en
2013, fue de 78 millones y fue el último año que se dio a conocer el montante
de la colecta. Parte de la colecta se dedica a las obras de caridad del Papa
(tareas misioneras, iniciativas humanitarias y de promoción
social), pero un buen % se dedica al
mantenimiento de la estructura vaticana.
Los gastos
e ingresos en el Vaticano solían silenciarse durante siglos pero cuando fue
elegido Papa el cardenal Roncalli, que tenía fama de ser distinto y abierto,
unos periodistas se animaron a preguntarle que cuántos trabajaban en el
Vaticano. Juan XXIII, con gracia y buen talante diplomático les contestó: “Más o menos la mitad”.
En 2013 en
la Curia Romana trabajaban 2.832 personas: 778 sacerdotes, 333 religiosos y 1.637
laicos (425 mujeres). El Gobierno de la Ciudad del Vaticano tenía 1.887
empleados que implicaban un costo total de unos 300 millones $. Pero
lógicamente no debe cobrar lo mismo un laico que un clérigo y como loslaicos salen mucho
más caros por mantener mujer e hijos, algunos se asustan con el montante que supone darles participación
plena y activa. Un cardenal con sede en Roma cobra 5.600 $ al
mes y tienen acceso a tiendas electrónicas libres de impuestos, a tiendas de
ropa, a supermercados, a tabaco a muy bajo precio, a farmacia, a unos mil
litros de gasolina anual gratis, beneficios aplicables a todos los empleados
vaticanos. En noviembre de 2016, la Santa Sede lanzó el sitio
web oficial del Óbolo de San Pedro en italiano, inglés y castellano. En el 2017
se crearon las cuentas de Twitter e Instagram de esta iniciativa.
Francisco
ha hablado sobre la misión de Pedro en la Iglesia recordando que no tiene un
poder absoluto ni solo un primado de honor sabiendo que la colegialidad es tan divina
como la primacía por eso el Catecismo de la Iglesia anota que “Dios no ha querido
retener para él solo el ejercicio de todos los poderes. Entrega a cada criatura
las funciones que es capaz de ejercer…” (CEC, 1884).
El cambio
pendiente de realizarse es del modo de ejercer Pedro su primado que ya impulsaba Juan
Pablo II por lo menos desde 1995 con su encíclica ecuménica “Ut omnes unum sint”
donde decía que “la conversión de Pedro y
de sus sucesores se apoya en la oración misma del Redentor en la cual la
Iglesia participa constantemente. Pido encarecidamente que participen de esta
oración los fieles de la Iglesia católica y todos los cristianos. Junto
conmigo, rueguen todos por esta conversión” (UUS, 4). En la peregrinación
del 2000 en el Sinaí clamó ¡no hay tiempo
que perder!
Además de
este reajuste eclesial fundamental, hay otros asuntos eclesiales también básicos
o elementales que necesitan corrección y reformulación para ajustarse al
Evangelio y a la enseñanza de Cristo. Por ejemplo conviene corregir lo del
Vicario de Cristo que se lo apropió y monopolizó el papa Inocencia III cuando
desde siempre la fe cristiana enseña que vicario de Cristo (otro Cristo decía
Pablo) lo es tod@ bautizad@ y no solo el Papa. El CEC 783 dice que “todo el Pueblo de Dios participa de estas
tres funciones de Cristo y tiene las responsabilidades de misión y de servicio
que se derivan de ellas” como también se hacía eco Juan Pablo II para
animar a la participación plena y activa (cf Redemptor hominis 18-21 y
Redemptoris custos).
Francisco,
el 17-X-2015, ante el Sínodo ordinario sobre la familia, recordó que “hay el
compromiso de edificar una Iglesia sinodal - todos llamados, cada uno en el rol
que el Señor le confía-. Y (…) también el ejercicio del primado petrino podrá
recibir mayor luz. El Papa no está solo, por encima de la Iglesia, sino dentro
de ella como bautizado entre bautizados y dentro del Colegio episcopal como
obispo entre los obispos”.
San Agustín (+430), al comentar las palabras de Cristo
“y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18), afirma que
"las llaves no las recibe Pedro sino la Iglesia en la persona de Pedro"
(…) “las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única (...) Pues para
que sepáis que la Iglesia ha recibido las llaves del reino de los cielos,
escuchad lo que el Señor dice en otro lugar a todos sus apóstoles: «Recibid
el Espíritu Santo... a quienes se los retengáis les quedarán retenidos»
(...) lo de apacentar las ovejas, no es que él fuera el único... quiso
significar la unidad de la Iglesia. Se dirige a Pedro con preferencia porque es
el primero entre los apóstoles”.
Santa María
que siente la Iglesia como su hijo, el Cristo Total, no deja de ser la
omnipotencia suplicante a la vez que a cada un@ de sus hij@s les dice como en
Caná: “Haced lo que él os diga” (Jn
2, 5).
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