El uso y el abuso del sexo
Ante la actual avalancha de denuncias por abusos sexuales, de poder y de
conciencia, incluidos religiosos y clérigos de la Iglesia católica, del 21 al 24 de febrero
Francisco ha convocado a todos los presidentes de todas las conferencias
episcopales del mundo para tratar todos de estos asuntos. Crea cierta sospecha
el que los medios de comunicación se dedican nada más que a los cuatro abusos sexuales
de clérigos y nada a los de poder o de conciencia, denunciados por el Papa, y
menos aún los muchísimos a diario que se cometen fuera de la Iglesia cuyos
miembros en el planeta no llegan a ser un 20%.
Dentro
de la Iglesia se dan, como en todas partes pues los clérigos y los religiosos
también son de carne y hueso, pero son en un % mínimo aunque está claro que
bastaría un único abuso para actuar con prudencia, justicia, fortaleza y
templanza.
Reciente
(20-VIII-2018) es la carta de Francisco a todo el Pueblo de Dios, a toda la
Iglesia universal con motivo de la pederastia y mueve dar gracias a Dios que
–ya era hora- se reconozcan los errores y pecados de los de la Iglesia. En ella
se lee: “Con vergüenza y arrepentimiento,
como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que
estar, que no actuamos a tiempo” (n.
1). “Nos hemos demorado” (n. 2).
Como pide Francisco y ya recomendaba también Juan Pablo II, cabe repasar
datos de la historia dentro y fuera de la Iglesia pues los hay de todos los
colores y en todos lados. Martín (†397 con 80 años),
obispo de Tours, antes militar y monje, cooperó con san Ambrosio en la lucha
por defender la libertad de la Iglesia frente a los abusos e intromisiones del
poder civil. Modesto (†486), obispo de
Tréveris, gobernó a los cristianos en un pueblo asolado por los francos,
desalentado, en la indigencia, en la posguerra, con costumbres desorientadas,
inmersos en los vicios y abusos. Teodardo (†670), obispo de Lieja,
fue martirizado por querer cortar los abusos económicos de algunas personas
distinguidas. Juan de Sahagún (†1479 con 49 años),
fraile agustino, en el púlpito hablaba con gran valentía denunciando los abusos
de su época, lo que le valió tener enemigos que atentaron contra su vida.
Junípero Serra (†1784 con 71 años),
franciscano, misionero en la Baja California, canonizado en Washington en 2015
por Francisco que dijo que Junípero buscó
defender la dignidad de la comunidad nativa, protegiéndola de cuantos la habían
abusado. Abusos que hoy nos siguen provocando desagrado, especialmente por el
dolor que causan en la vida de tantos. Carlos Lwanga, con otros 21
compañeros mártires en Uganda en 1885-87, son primicias de un centenar de
mártires cristianos (católicos y anglicanos). Carlos, con 20 años y otros 9 se
negaron a las propuestas pederastas del rey Mwanga, que se vengó quemándolos
vivos en la colina de Namugongo.
Sabas (†532 con 93 años),
anacoreta de Palestina, puso remedio a los abusos en que vivían los eremitas y
anacoretas en Palestina que rebosaba de monjes y ermitaños y para ello creó en
el valle de Cedrón, a las puertas de Jerusalén, la Grande Laura, un original
monasterio: un panal de grutas inhóspitas en una pared rocosa. Andrés Avellino (†1608 con 80 años),
fraile “teatino” que con sabiduría y paciencia y no sin muchas dificultades
llevó a cabo la reforma en Italia de conventos y de muchos cristianos
corrientes, pecadores sumidos en todo tipo de abusos. Gaspar de Búfalo (†1837 con 51 años) era
un sacerdote fundador de los Misioneros y Hermanas de la Preciosa Sangre que
denunciaba los abusos de prelados y cardenales de su tiempo. No hablemos de los
que hubo en la época de los Borgia.
En
los primeros siglos de cristianismo se tuvo que salir al paso de la
permisividad sexual del mundo greco–romano y en
la Edad Media tuvo
lugar un esfuerzo sin precedentes capaz de dar respuesta al permisivismo sexual
al que conducía el ideal del amor puro y romántico —que
excluye la procreación— cantado por los trovadores.
Los abusos sexuales en el Medievo estaban institucionalizados por la
nobleza y muchos campesinos se atrevieron a denunciar su situación e incluso a
exigir reparaciones. Fue entonces cuando lo que venía considerándose una
"mala costumbre" aceptada tácitamente, un derecho, incluso un privilegio
feudal, pasó a convertirse, simplemente, en un crimen:
en una malfetría señorial,
calificación recuperada por el Papa emérito Benedicto XVI y que utiliza
Francisco en la nueva actitud eclesial de “tolerancia cero”.
La versión occidental de esta “mala costumbre” y sus derivaciones habría
sido introducida en Latinoamérica por los conquistadores europeos, pese a que
se había renovado en España la prohibición del "derecho de pernada"
por Fernando “el católico”, en 1486.
Muchas jóvenes indígenas fueron sometidas a diversas formas de servidumbre y violencia
sexual, practicadas regularmente por los encomenderos,
los hacendados y otras autoridades de la
vida colonial.
La historia enseña que entre los
islamistas también abundan los abusos, la homosexualidad y se sabe que
comerciaron con la esclavitud para venderla en el “nuevo mundo”. Recientemente
una activista ha empezado a denunciar por las redes sociales el habitual acoso
y agresiones sexuales en la mismísima Meca donde cada año acuden unos dos
millones de peregrinos. En junio de 2018 se condenó en Vitoria (España) a un
imán por sus delitos sexuales con niñas de 11 y 12 años.
Para las mujeres musulmanas que viven en países “árabes- musulmanes”, la
violación es su mayor pesadilla y su gran amargura y un martirio porque no se
atreven a denunciarlo, por miedo de su propia familia, que las lapiden, y si
intentan denunciarlo, según la Ley islámica “Shari’a” hay que demostrarlo con
pruebas contundentes o 4 testigos directos (¡jo!).
El 75% de las mujeres encarceladas en esos países, lo están por el crimen
de haber sido víctimas de una violación transformada por las autoridades islámicas
en cargos de fornicación, con el resultado de dictámenes de sentencias de
muerte.
Las escuelas islámicas británicas (madrazas) se enfrentan a más de
400 acusaciones de abusos sexuales en los últimos tres años (2016-18), de
acuerdo con una investigación llevada a cabo por la BBC; sin embargo, solo unas
pocas de estas causas han llevado a una indagación judicial con final exitoso.
En el 2009, las denuncias por abusos fueron 89; en el 2010, se duplicaron, y
alcanzaron las 178.
El
actual Dalai-Lama, desde hace unas décadas, está viviendo en Occidente y se
publica en los medios que va por ahí dando conferencias sobre el budismo pero
“soto-voce” se “sabe” que su principal motivo es dialogar con monjes
occidentales para conocer medidas a imitar en su mundo budista para vencer la
pederastia y los abusos sexuales. En septiembre de 2018 se reunió en Holanda
con 4 víctimas de presuntas agresiones sexuales por parte de maestros budistas,
laicos y monjes. Dalai-Lama dijo que para él eso no era algo desconocido.
En
Tailandia el budismo está en crisis por los lujos, las riquezas indecorosas y
los abusos sexuales. Una investigación del
Departamento de Investigaciones Especiales de Tailandia, una unidad del
Ministerio de Justicia de la nación asiática, descubrió un estilo de vida de lo
que parecía ser una decadencia alucinante. Las autoridades
rastrearon al menos US$6 millones en diez cuentas
bancarias y la compra de 22 automóviles Mercedes Benz.
Uno
de ellos, Wirapol, había construido una
mansión en el sur de California, era dueño de una casa grande en su ciudad natal,
Ubon Ratchathani, y también había hecho una réplica gigante de la famosa
estatua del Buda de Esmeralda que se encuentra en el palacio real de Bangkok, y
presumía de ser de 8 toneladas de oro aunque se comprobó que era falso. Ha de
cumplir 20 años de prisión.
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