domingo, 14 de octubre de 2018

DEL SÍNODO DE L@S JÓVENES (2)

Hablando sin miedo y escuchando sin rin-tin-tin


El sábado de la primera semana del Sínodo, día 6, tuvo lugar el festival con la presencia de los padres sinodales y del Papa que estaba sentado entre ell@s, y les dirigió unas palabras:

Aquí tengo las preguntas. Las respuestas las darán los padres sinodales. Si yo diese las respuestas, anularía el Sínodo. Las respuestas deben ser de todos y sin miedo".

"Cuando ven una Iglesia incoherente, que lee las bienaventuranzas y, después, cae en el clericalismo más principesco y escandaloso, les entiendo". "Seguid el camino de las Bienaventuranzas en vuestras vidas, no el camino de la mundanidad ni el del clericalismo. Pero también vosotros tenéis que ser coherentes en vuestras vidas".

"Hoy, está de moda el populismo (…) que no tiene nada que ver con lo popular. Lo popular es la cultura de cada pueblo...El populismo es lo contrario. Es la cerrazón y, cuando estamos cerrados, no se va adelante".

Francisco también se va encontrando con los jóvenes de los países que visita en sus viajes pastorales, incluso con no católicos ni cristianos. En septiembre estuvo en Lituania y después del testimonio de Mónica y Jonás, les dijo, entre otras muchas cosas:
         “Solos no se llega a ninguna parte (…) No cedáis a la tentación de ensimismaros, mirándoos el ombligo, a la tentación de volveros egoístas o superficiales ante el dolor, la dificultad o el éxito pasajero (…) vayamos contra la corriente de ese individualismo que aísla, que nos vuelve egocéntricos, que nos hacer ser vanidosos, preocupados solamente por la imagen y el propio bienestar. Preocupado por la imagen, de cómo me verán”.

Y en Estonia, en la iglesia luterana de san Carlos, tuvo un encuentro ecuménico con los jóvenes donde les dijo:
         “Sabemos —así nos lo habéis dicho— que muchos jóvenes no nos piden nada porque no nos consideran interlocutores significativos para su existencia (…) Algunos incluso, piden que los dejemos en paz, sienten la presencia de la Iglesia como algo molesto y hasta irritante. Y esto es verdad. Les indignan los escándalos económicos y sexuales ante los que no ven una firme condena.

En las sesiones del actual Sínodo se han hecho dos propuestas, una de un joven y otra de monseñor Rino Fisichella, que levantaron aplausos prácticamente unánimes de toda la asamblea sinodal. El joven pedía eliminar papeles ya todos tienen móvil y tablet y Fisichella propuso hacer una peregrinación a la tumba de san Pedro, peregrinación conjunta de los clérigos y los laicos asistentes.

Juan Pablo II fue el punto de referencia para los jóvenes que percibieron en él palabras auténticas, se sintieron respetados, valorizados y tomados en serio. El Papa polaco tuvo confianza en ellos y organizó movidas juveniles allí a donde viajaba como Pastor de la Iglesia y decretó la celebración de las jornadas mundiales de la juventud. El Papa polaco empezó a romper esquemas de los hombres de Iglesia (obispos) al encontrarse con ell@s en cada viaje pastoral. Cuando en XI-1983 estuvo en Madrid, ningún jerarca tenía fe en el éxito del encuentro y proponían una pista polideportiva para unos muy pocos miles. Alguno de la organización se jugó una cena con el cardenal Tarancón y algún que otro obispo a que en el estadio del Bernabeu quedarían más jóvenes fuera que dentro. Así fue y ganó la cena.

La primera Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) fue en 1986 y cada año escribía un Mensaje. En ese escribió que “El 8 de junio pasado, tuve la inmensa alegría de anunciar la celebración de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en Buenos Aires, el domingo de Ramos de 1987. Estaré entonces, con la ayuda de Dios, culminando mi visita apostólica a las Naciones del cono sur americano: Uruguay, Chile y Argentina.
(…) deseo recordaros un pensamiento que expuse en mi primera Encíclica: “El hombre no puede vivir sin amor (…) ¡Y cuánto más podría destacarse dicha realidad para la vida de los jóvenes (…) Es entonces cuando más se experimenta la necesidad de sentirse reconocido, sostenido, escuchado y amado.
(…) Vosotros sabéis bien, desde lo profundo de vuestros corazones, que son efímeras y sólo dejan vacío en el alma las satisfacciones que ofrece un hedonismo superficial; que es ilusorio encerrarse en la caparazón del propio egoísmo; que toda indiferencia y escepticismo contradicen las nobles ansias de amor sin fronteras; que las tentaciones de la violencia y de las ideologías que niegan a Dios llevan sólo a callejones sin salida.
         (…) La construcción de una civilización del amor requiere (…) una responsabilidad de los jóvenes de hoy que serán los hombres y mujeres del mañana, en los albores ya del tercer milenio cristiano”.

En el último Mensaje de 2005 para la Jornada en Colonia, antes de irse a la casa del Padre, glosaba el lema "Hemos venido a adorarle" (Mt 2, 2): “Es un tema que permite a los jóvenes de cada continente recorrer idealmente el itinerario de los Reyes Magos, cuyas reliquias se veneran según una pía tradición precisamente en aquella ciudad, y encontrar, como ellos, al Mesías de todas las naciones.
Abrieron sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra" (Mt 2, 11) (…) Queridos jóvenes, ofreced también vosotros al Señor el oro de vuestra existencia, o sea la libertad de seguirlo por amor respondiendo fielmente a su llamada; elevad hacia Él el incienso de vuestra oración ardiente, para alabanza de su gloria; ofrecedle la mirra, es decir el afecto lleno de gratitud hacia Él, verdadero Hombre, que nos ha amado hasta morir como un malhechor en el Gólgota”.

Benedicto XVI escribió su último Mensaje antes de su renuncia para la XXVIII Jornada de 2013 con el lema “Id y haced discípulos en todos los pueblos” (Mt 18, 19) y que se celebraba en Río en julio así que le tocó presidir a Francisco. El Papa emérito escribía para entonces: “En su misión de evangelización, la Iglesia cuenta con vosotros. Queridos jóvenes: Vosotros sois los primeros misioneros entre los jóvenes. Al final del Concilio Vaticano II, cuyo 50º aniversario estamos celebrando en este año, el siervo de Dios Pablo VI entregó a los jóvenes del mundo un Mensaje que empezaba con estas palabras: «A vosotros, los jóvenes de uno y otro sexo del mundo entero, el Concilio quiere dirigir su último mensaje. Pues sois vosotros los que vais a recoger la antorcha de manos de vuestros mayores y a vivir en el mundo en el momento de las más gigantescas transformaciones de su historia (…) «¡Construid con entusiasmo un mundo mejor que el de vuestros mayores!» (Mensaje a los Jóvenes, 8 de diciembre de 1965).

En un reciente encuentro en la basílica de San Pedro (12-X-2018) compartiendo una Hora Santa eucarística con 1.200 jóvenes españoles que forman parte del movimiento Hakuna, nacido tras la JMJ de Brasil, Bergoglio pidió perdón "no sólo por los escándalos de abusos, escándalos de mundanidad, de apego a valores que no son evangélicos, de incoherencia de vida".
"Ustedes ven eso y dicen yo me hago ateo. (...) Perdón por escandalizarlos. Siento dolor", subrayó el Papa en un discurso improvisado. "Ese clericalismo que hace tanto daño, les pido perdón también por eso".

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