miércoles, 20 de junio de 2018

FRANCISCO EN GINEBRA

Más pasos ecuménicos



El Consejo Mundial de Iglesias (CMI), en inglés World Council of Churches (WCCH), ha invitado al papa Francisco el 21 de junio 2018 para celebrar con ellos su 70 aniv.

El CMI, fundado en 1948, tiene actualmente 348 iglesias miembros: ortodoxas, anglicanas, bautistas, luteranas, metodistas y reformadas, de alrededor de 100 países; unos 600 millones de cristianos. Tiene su sede en Ginebra y en 2003 trabajaban unas 200 personas con un presupuesto de casi 74 millones de francos suizos.

La Iglesia Católica no es una de ellas, pero desde 1965 un Grupo de Trabajo Conjunto (JWG) se ha estado reuniendo regularmente para discutir asuntos de interés común y para alentar la colaboración.

Olaf Fykse con Benedicto XVI
El secretario general del Consejo Mundial de las Iglesias (CMI), Olav Fykse Tveit, se ha revelado emocionado ante esta visita de Francisco y afirmaba que “el Papa habla para todos los cristianos”.

Y añadía que las diferencias que surgieron con la Reforma no son las únicas que amenazan la unidad cristiana. Hoy hay una batalla por las diferencias en torno a la sexualidad, a la vida familiar y la politización de la fe en los Estados Unidos.

Patriarca Bartolomé
Por su parte, el Patriarca Ecuménico, Bartolomé, el 'primus inter pares' de los ortodoxos del mundo, se sumaba a esta celebración del CMI y en la catedral de san Pedro, en Ginebra, daba "gracias a Dios que ha guiado nuestros pasos y le rogamos que nos proteja y apoye para continuar recorriendo juntos este camino, con el mismo ímpetu e igual fervor".

Y elogiando la "rica experiencia" acumulada en estas siete décadas de vida del CMI, el Patriarca insistió en que "hoy tenemos la obligación de mirar hacia el porvenir, continuar nuestra peregrinación común hacia la unidad, la justicia y la paz". Tarea que no será fácil, reconoció el jerarca, ya que "el diálogo es el inicio de un largo proceso de comprensión mutua que exige mucha paciencia y apertura. ¡No nos hagamos ilusiones! Hasta ahora, las iglesias no han sido capaces de superar su división para lograr la unidad tan deseada". Pero estos frutos no pueden madurar completamente "sin la gracia divina".

Ginebra es una ciudad de gente ilustre como Francisco de Sales (+1622 con 56 años), cofundador de las salesas, que fue obispo de Ginebra desde el exilio, en Annecy, pequeña localidad montañosa, pues era entonces bastión del calvinismo.

Otro oriundo de Ginebra era Pedro Fabro (+1546 con 40 años), jesuita, compañero de san Ignacio. Era hijo de un pastor de ovejas, fue canonizado por Francisco en 2013.

Max Thurian con Pablo VI
Max Thurian de Taizé (+1996 con 75 años), sacerdote católico también nacido en Ginebra y se unió al hermano Roger como el 1º de la Comunidad de Taizé. Fue miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI) y Juan Pablo II lo definió como “incansable buscador de la verdad, hombre de profunda fe, de esperanza inquebrantable y de ardiente caridad… un gran discípulo de Cristo”.

Mauricio y compañeros de la Legión tebana (quizá 6.600 hombres), reclutada en Tebaida, en el alto Egipto, fue destinada a lo que hoy es Saint-Maurice, no lejos de Ginebra, donde fueron ejecutados al negarse a sacrificar a los dioses. Mauricio es patrono de la Guardia Suiza del Papa.

Entre los pasos ecuménicos que se van dando está el del 24 de julio de 2006 en que fue realidad la adhesión de la Conferencia Metodista Mundial a la “Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación” firmada en 1999 por la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial.

Otro paso fue dado el 9 de diciembre de 2005, cuando Benedicto XVI recibió a una delegación del Consejo Metodista Mundial, encabezada por su presidente, el obispo Sunday Mbang de Nigeria, animándoles a unirse.

Juan Pablo II dejaba escrito que “la Iglesia debe dirigirse con una súplica más sentida al Espíritu Santo implorando de él la gracia de la unidad de los cristianos. Es éste un problema crucial para el testimonio evangélico en el mundo (...) A nosotros se nos pide secundar este don sin caer en ligerezas y reticencias al testimoniar la verdad” (Tertio milennio adveniente, 34).

Juan XXIII con con el hermano Roger y Max Thurian
El vuelco en la postura oficial del Vaticano se dio con el entonces llamado "Secretariado para la Unión de los Cristianos", creado por Juan XXIII y que ya no dejó de enviar observadores a todas las reuniones. Juan XXIII soñaba también con la preocupación de Cristo, manifestada en la última cena, ut omnes unum sint, que todos sean uno (Jn 17, 21): se podría traducir por ¡que estéis unidos!

Con ese “Ut unum sint” tituló Juan Pablo II su encíclica ecuménica en mayo de 1985 impulsando la actitud del papa Juan y del papa Pablo pues también entendía que la Iglesia tiene asumido este “imperativo de la conciencia cristiana iluminada por la fe y guiada por la caridad” (UUS, 8) y tiene conciencia de estar cumpliendo así la voluntad de Cristo y de estar obedeciendo al Señor (cfr. UUS, 4 y 6). El ecumenismo “no es sólo un mero apéndice de su actividad” (UUS, 20).

En diciembre de 2014, el papa Francisco recibió a la Delegación luterana alemana y a la Comisión ecuménica de la Conferencia Episcopal alemana. En aquella ocasión dijo: «En el 2017 los cristianos luteranos y los católicos conmemoraremos conjuntamente el quinto centenario de la Reforma. En esta ocasión, luteranos y católicos tendrán la posibilidad por primera vez de compartir la misma celebración ecuménica en todo el mundo, no en la forma de una celebración triunfalista, sino como profesión de nuestra fe común en Dios Uno y Trino».

A esa misma delegación luterana alemana recibió (otra vez) el 4-VI-2018 y pidió impulsar el diálogo ecuménico entre católicos y luteranos reflexionando con precisión en temas teológicos sobre la Iglesia, la Eucaristía y el ministerio eclesial. Y destacó “el empeño ecuménico” de la Delegación, recordando “con alegría” su visita a Lund, Suecia, el 31 de octubre de 2016 con motivo de la Conmemoración común de la Reforma protestante. Aquel encuentro entre el Papa y las iglesias luteranas se caracterizó, según Francisco, por un “espíritu de comunión fraterna”.

Francisco, como sigue (lógicamente) la pauta de sus predecesores, va dando esos pasos ecuménicos queridos por Dios y por eso acepta las invitaciones que los cristianos no católicos le hicieron en el 500 aniv de Lutero y ahora en el 70 del inicio del CMI. Como decía san Pablo a Timoteo, hay que actuar “con ocasión y sin ella” (2Tim 4, 2) y entonces, si es necesario, conveniente o correcto, se crea la ocasión.

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