miércoles, 18 de noviembre de 2015

LA MASACRE TERRORISTA EN PARÍS

La guerra declarada a Occidente por el Estado Islámico.


En el umbral del tercer milenio ha rebrotado con fuerza el auge del islamismo que evidentemente no es sólo por la crisis de la civilización occidental y no sólo por el terrorismo que hacen malos musulmanes, según la opinión de algunos. Aquella movida musulmana en el 2011, llamada "primavera árabe" fue un episodio del despertar de esa civilización islámica, de puertas para adentro. Ahora la aberrante masacre terrorista en París después de lo de Londres, Madrid y New York (de puertas para afuera nos hace pensar ¿qué está pasando?

El simplismo es un error habitual que se debe evitar pues la realidad suele ser más compleja. Si al científico le cuesta saber las causas de los fenómenos que observa, ¿cómo no lo será también para el que indaga la historia?

El islamismo parecía aletargado durante la segunda mitad del segundo milenio, desde el mil quinientos al dos mil. Algunos (ilusos) creían que Lepanto había sido el freno al expansionismo musulmán, que se daba a lo largo de casi un milenio; en concreto durante nueve siglos, desde el siglo VII al XVI; casi la mitad de la era cristiana. El jesuita Cardenal Martini (qepd), Arzobispo de Milán, en su día observaba que el enfrentamiento habido en las décadas anteriores entre católicos y marxistas, se trasladaría hacia los musulmanes. En su diócesis ya entonces eran cientos de miles los inmigrados desde África y Asia con esa religión.

Es un ideal maravilloso buscar la alianza de las civilizaciones pero sin cerrar los ojos a la realidad real que nos dice que dos no hablan si uno no quiere. No será fácil el diálogo pues los cristianos satanizan a los musulmanes y el Islam condena enérgicamente el mayor pecado de todos, el politeísmo del que dicen hace gala el cristianismo por su dogma de la Trinidad, que consideran una gravísima afrenta a la Unidad de Dios. Dicen que negar el monoteísmo es el único pecado que Dios no perdona.

Hoy nos pone nerviosos lo que ocurre con el terrorismo de unos desalmados que dicen ser el Islam puro y duro. La aventura del recién creado Califato o Estado Islámico, conocido por las siglas EI (ISSI en inglés), no es nada nuevo. Recordemos que en dos décadas (632-656), bajo los 4 primeros califas que sucedieron a Mahoma, el Corán se propagó desde la costa atlántica en el Magreb hasta el este en el Mar Índico y, por el norte, hasta el Mar Negro. Arrasó los casi 600 obispados del norte de África en la costa mediterránea y otros tantos al oriente de Egipto. Hoy el Vaticano utiliza los nombres de esas diócesis vacías -sin fieles- desde hace ya más de un milenio, como título para los obispos no residenciales (curiales, prelados, etc.).

En dos años (632-34), el primer Califa Abu Bakr, suegro de Mahoma, sometió las tribus separadas y marchó hacia Siria y Persia. El siguiente, Omar, fue quien, en una década (634-44), construyó el imperio teocrático conquistando Damasco (635), Persia (636) y Jerusalén (638). 

En otra década (644-56) fue un Omeya (Otman) quien siguió la política expansionista. Del 656 al 61 el Califa fue Alí, primo y yerno del Profeta, quien luchó contra Aixa (la viuda de Mahoma). Fue la primera guerra civil que él venció en “la batalla del caballo”, cerca de Basora (656). Ya desde entonces (661) mandaron los Omeya durante un siglo. El último fue derrotado en Gran Zab (afluente del Tigris) de donde sólo pudo escapar Abd-al-Rahman (Abderramán) quien marchó a El Andalus y fundó (756) el emirato de Córdoba cuando ya habían invadido la península en el 711.

Probablemente entonces no pocos cristianos (no había todavía católicos) cayeron en la tentación de la envidia: ¡qué bien lo hacen estos tíos! Si nosotros estamos en la verdad verdadera y tenemos el mandato de Cristo de llevar el evangelio a todas las gentes, hagamos como ellos: ¡al ataque! Se olvidaron de que el fin no justifica los medios. Ahí las cruzadas y de ahí el refrán: "¡leña al mono que es de goma!".

Para el padre Samir Khalil Samir, jesuita natural de Egipto, profesor de teología e islamología en el Pontificio Instituto Oriental, y uno de los mayores expertos del mundo en diálogo entre cristianos y musulmanes, ese movimiento surgido en 2011 supone una “primavera” en el mundo árabe, un paso más hacia la democratización de estos países. Lo dijo porque veía una reacción masiva del pueblo, no organizada por partidos políticos ni otras instituciones civiles, que pide un “basta ya” a los regímenes “eternos” dictatoriales y corruptos. La gente pide trabajo, poder fundar una familia y vivir con dignidad o un mínimo de decencia. En Egipto había entonces casi 30 millones que no tenían más que dos dólares al día. Los gobernantes vivían (viven) a todo lujo, habiéndose hecho con fortunas de miles de millones de dólares.

Este planteamiento de Samir parece demasiado optimista y positivo, como no mirando los elementos negativos que habrá en toda esa movida musulmana. Y su teoría puede perfectamente aplicarse al occidente cristiano pues coinciden todas esas características por las que el pueblo se levanta y protesta. Regímenes corruptos, gente en el paro, vivir sin decencia, no poder fundar una familia sin condiciones indignas para la especia humana del homo sapiens, etc. ¿Bastó la revolución francesa? ¿Fue suficiente la revolución industrial y la socialista?

¿Qué pasará? Ojalá se imponga la cordura, el sentido común -aunque no sea lo habitual- porque hay mucho corrupto, mucho hipócrita fariseo, mucho sinvergüenza occidental que se forra vendiendo armamentos a esas gentes que las levantan en guerra. Ojalá los musulmanes moderados, equilibrados, honrados, que son una inmensa mayoría, sin perder su identidad por presiones externas, logren saltar de un periquete de su Edad Media a la Contemporánea cruzando la Guerra de los Cien Años, la Revolución Francesa y las dos Guerras Mundiales de un tirón. ¿Es realista este deseo? Es una bocanada de aire fresco ver u oír a líderes islámicos que en sus mezquitas o en la calle movilizan a sus fieles sensatos para clamar al cielo contra los terroristas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario