El "Atrio de los Gentiles" es una iniciativa del Consejo
Pontificio para la Cultura secundando una sugerencia lanzada por Benedicto XVI
el 21 XII-2009 ante la Curia Romana, para favorecer el diálogo entre creyentes
(en lo que sea) y los no creyentes, entre la fe y la razón o la ciencia.
Se llama así, atrio de los
gentiles, emulando aquel espacio exterior del templo de Jerusalén que en
tiempos de Cristo era lugar de encuentro y diálogo de judíos y no
judíos (gentiles), de conocedores de la ley mosaica o no (paganos) con los
sabios doctores judíos o rabinos.
En el primer encuentro, 12 febrero 2011, en el aula magna de la
Universidad de Bolonia, intervino el
cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Consejo Pontificio para hablar de
“Dios en el ateísmo”. En París fue el siguiente. Ahora en 2015, el 27 de
noviembre, le toca organizar el evento a la Pontificia Universidad de
Salamanca. Sigue dando la conferencia central el cardenal Ravasi, con el tema “Economía, Ética y Religión”.
En el siglo XIII llegó a la Sorbone de París Alberto Magno que,
como Aristóteles, tenía mucho interés por las ciencias naturales y también por
los escritos científicos del mundo islámico. Su discípulo más famoso, Tomás de
Aquino, fue quien llevara a cabo la titánica tarea de reconciliar la razón y la
fe. No le faltó la oposición de insignes pensadores como Guillermo de Ockam o
Duns Escoto que seguían negando la confluencia de la razón con lo sobrenatural.
Estaban convencidos de que Dios es inescrutable y ante él sólo cabe la
sumisión.
De todos es conocida la guerra entre la fe y la razón, entre los
eclesiásticos y los científicos cuando éstos empezaron a ser laicos, no
clérigos ni monjes; cuando se empezaba a secularizar la cosa, tal como Dios
quiere. Fue después del affaire de
Galileo, durante la revolución francesa y los tiempos de la Enciclopedia
con Diderot y D’Alembert. De este diálogo recientemente impulsado por Juan
Pablo II ya colgué un post en mayo de 2010 titulado “diálogo entre ciencia y
fe”. El papa Wojtyla en la encíclica “Fe y razón” de noviembre de 1998 dejó
escrito: La
fe y la razón son como dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva
hacia la contemplación de la verdad...
Seguimos
leyendo: La exhortación “Conócete a ti mismo” estaba esculpida sobre el
dintel del templo de Delfos para testimoniar una verdad fundamental: la regla
mínima de todo hombre deseoso de distinguirse en medio de toda la creación
calificándose como “hombre”. Una simple mirada a la historia antigua muestra
con claridad cómo en distintas partes de la tierra brotan las preguntas de
fondo ¿quién soy?, ¿de dónde vengo y adónde voy?, ¿qué hay después de esta
vida?
Estas mismas preguntas las encontramos en los escritos sagrados de Israel
pero aparecen también en los Veda y en los Avesta; los encontramos en los
escritos de Confucio y Lao-Tze y en la predicación de los Tirthankara y de
Buda; así mismo se encuentran en los poemas de Homero y en las tragedias de
Eurípides y Sófocles, así como en los tratados filosóficos de Platón y
Aristóteles.
(…)
La Sagrada Escritura, sobre todo los Libros Sapienciales, son textos
donde Egipto y Mesopotamia hacen oír de nuevo su voz y algunos rasgos comunes
de las culturas del antiguo Oriente reviven en estas páginas. Sin embargo el
texto bíblico tiene una aportación original. Es la convicción de que hay una
profunda e inseparable unidad entre el conocimiento de la razón y el de la fe.
La fe no interviene para menospreciar la autonomía de la razón o para limitar
su espacio de acción. La fe agudiza la mirada interior abriendo la mente. No
hay pues motivo de competitividad alguna entre la razón y la fe.
(…) La Iglesia no propone una Filosofía
propia ni canoniza una filosofía particular. La autonomía de que goza la
Filosofía radica en el hecho de que la razón está por naturaleza orientada a la
verdad. No es tarea ni competencia del Magisterio intervenir para colmar las
lagunas de un razonamiento filosófico incompleto. Corresponde al Magisterio indicar
los presupuestos y conclusiones incompatibles con la verdad revelada...
Aula magna de la Pontificia Universidad de Salamanca |
El hecho de que la misión evangelizadora haya
encontrado en su camino primero a la Filosofía griega, no significa en modo
alguno que excluya otras. Mi pensamiento se dirige espontáneamente a las
tierras del Oriente, ricas de tradiciones religiosas y filosóficas muy
antiguas. Entre ellas, la India ocupa un lugar particular.
Corresponde a los cristianos de hoy, sobre todo a los de la India, sacar de este rico patrimonio los elementos compatibles con su fe, de modo que enriquezcan el pensamiento cristiano.
Corresponde a los cristianos de hoy, sobre todo a los de la India, sacar de este rico patrimonio los elementos compatibles con su fe, de modo que enriquezcan el pensamiento cristiano.
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