Es tarea de todos


El papa o los obispos, en
cuanto jerarcas, no están para animar a los líderes políticos a hacer el bien,
vivir la justicia y respetar la libertad y la dignidad de cada persona humana y
de cada grupo social. Otra cosa es que lo hagan como simples bautizados y por
tanto sin disfraces ni distintivo alguno. Esa tarea evangelizadora en las
calles, en las plazas, en los pasillos, en los lugares de trabajo o diversión, en los parlamentos o en los consejos del mundo de la Economía, es tarea de cada bautizad@. Si los jerarcas o los clérigos se meten en ese rol,
están atropellando los elementales derechos humanos religiosos de l@s bautizad@s y promoviendo la
teocracia, contraria a la conocida voluntad divina.

¿Quién me ha constituido juez
en vuestros litigios? Pero ahí están los papas, también actuales, metidos donde
Dios no les llama, resolviendo litigios. No es algo solamente lamentable del Medievo y antes.
Pablo VI, secundando lo que
el Espíritu pedía a las Iglesias de cara al tercer milenio, hizo una ceremonia
en abril de 1966 en el Capitolio romano diciendo: “No tenemos ya soberanía
temporal alguna que afirmar aquí. Conservamos de ella el recuerdo histórico
como de una secular, legítima y, en muchos aspectos, próvida institución de
tiempos pasados. Pero hoy no sentimos hacia ella añoranza alguna, ni mucho
menos secretas pretensiones de reivindicación”. Que si quieres arroz
Catalina. Juan Pablo II y Benedicto XVI tampoco hicieron nada en la práctica. Las palabras, también las del papa
Montini, se las lleva el viento.

Mientras
tanto conversaban Maduro y Francisco, el Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de
la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, visitaba Madrid para
presentar su libro “La Iglesia en Irak”, en la Universidad Eclesiástica de San Dámaso en
España. Entre otras muchas cosas, dijo que la Iglesia en Irak no se doblega
ante el vencedor de turno. ¿Está diciendo lo mismo que dijo Pedro en Getsemaní
la noche del prendimiento? Jesús le amonestó y le dijo al desenvainar la espada que no se enteraba.
Filoni,
que fue Nuncio Apostólico en Irak entre el 2001 y 2006, durante el régimen de
Saddam Hussein, fue enviado por el Papa Francisco en el 2014 para llevar su
ayuda a los más necesitados de Siria e Irak. Una cosa es llevar ayuda a los
necesitados y otra pisar los palacios presidenciales para decir lo que hay que
hacer.
También, mientras tanto, el
nuevo nuncio apostólico en México, Franco
Coppola, tras presentar sus credenciales como embajador del Vaticano en
México al presidente del país, Enrique
Peña Nieto, ha dado una rueda de prensa manifestando su talante
diplomático y presentándose como conciliador, acompañante y no enemigo
enfrentado, sobre el actual debate mexicano y sus “matrimonios” entre
homosexuales. ¿No están incluso mejor preparados para evangelizar algun@s
laic@s? ¿Hay que ser nuncio con credenciales para llevar el evangelio a los
mandamases de un país?

En marzo de 2015,
a propósito del domingo de ramos, colgué algunas historietas reales de la vida
misma con defensores del poder temporal de la Iglesia (del papa), de la alianza
(un solo cuerpo) entre la Iglesia y el Estado y los "rebeldes" que se han ido
oponiendo a ello. Eso de distinguir
lo de César y lo de Dios parece ser algo para la vida eterna, no para esta
etapa temporal del ser humano.

Es triste y
lamentable que se entiende que la Iglesia solo es el papa y los obispos. En los
pueblos es el señor cura párroco que tiene que andar enredando por el ayuntamiento -mientras el templo está cerrado a cal y canto- y encima está convencido que tiene derecho a ello y ésa es la voluntad divina. Los laicos, el
98% de los bautizados están desechados, marginados, olvidados, despreciados; no son buenos
cristianos y a Dios gracias que quizá podrán salvarse.
Los fieles laicos –dejó
escrito Juan Pablo II- ocupan un puesto concreto, a causa de su «índole
secular» que les compromete, con modos propios e insustituibles, en la
animación cristiana del orden temporal (Christefideles laici, 36). ¿Cuándo será realidad?
El papel de
los ciudadanos no se reduce a emitir un voto y luego dejar que los políticos lo
hagan todo ellos solos. Es necesaria la acción de las instituciones
intermedias familiares, culturales, sociales, etc. El Estado no
ha de hacerlo todo salvo para el comunismo o el socialismo salvaje.
Las llamadas
relaciones Iglesia – Estado son todavía un problema por resolver y la primera
premisa sería la de aclarar qué se entiende por Iglesia: si son "cuatro gatos", los eclesiásticos o es el pueblo de Dios. Qué es eso de la esfera de la fe; ¿solo
el clero? o tod@s l@s bautiza@s.
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